Muchos padres han estado haciendo auténticos malabarismos, durante el confinamiento por la pandemia, para compaginar la crianza de sus hijos y la educación en el hogar con la obligación de cumplir con su trabajo profesional.
El teletrabajo ha hecho que, en una gran parte de los domicilios, los progenitores hayan excedido el número de horas que destinan al empleo, dejando a un lado la atención hacia sus descendientes. Esto es lo que le ha ocurrido a Priya Amin.
Esta madre estadounidense se quedó desconsolada y se sintió "culpable" cuando su hijo Kirin, de tan solo seis años, le mostró un dibujo que había hecho. El pequeño había reflejado sobre el papel cómo un niño le pregunta a su madre si ya había terminado con su trabajo diario y ésta, mirando hacia atrás, responde de manera rotunda que "no".
Está claro que Kirin reclamaba más atención de su madre. Priya, directora ejecutiva de Flexable, se sintió completamente identificada y decidió exhibir el dibujo del pequeño en su perfil de LinkedIn. Explicó que "hace unos días, estaba ocupada haciendo algunas cosas de último momento marcadas en mi lista de tareas pendientes, cuando mi hijo de seis años se coló en mi oficina y me entregó un papel. Cuando miré más de cerca, leí cuatro palabras que me rompieron el corazón".
"Miré el reloj, eran las 18:05. Aunque no me gusta admitirlo, esta es la situación casi todas las noches", señaló Priya, a quien muchos usuarios de LinkedIn consolaron diciendo que también se sentían culpables al realizar malabares para compaginar el trabajo y la vida familiar.
Uno afirmó que "¡te veo y te siento en esto!" y otro agregó que a él también le han preguntado en más de una ocasión si seguía trabajando y cuándo iba a terminar.
Priya respondió: "La culpa asociada con eso es palpable. La culpa por no hacer suficiente trabajo durante el día. Culpa por no estar en mi mejor momento mental o emocionalmente. La culpa por pasar tiempo transaccional con mis hijos en lugar de tiempo intencional y significativo con ellos. Ese último tipo de culpa es lo que cayó sobre mí como una tonelada de ladrillos cuando este dulce dibujo aterrizó en mi regazo".
No obstante, agregó que "lo único bueno que puedo sacar de esta experiencia es que a mis hijos les encanta pasar tiempo conmigo".