Laurent Simons es un niño prodigio. Sí, muchos padres lo dicen pero en su caso es una realidad. A los 8 años, Laurent ya había finalizado la escuela secundaria y a los 11, se ha sacado la carrera en 9 meses. Sí, es licenciado en Física con matrícula cum laude por la Universidad de Amberes (Bélgica). Tal y como recoge Pysch News Daily, su cerebro es tan privilegiado como sus retos: nada menos que lograr la inmortalidad del ser humano.
En el futuro, quiere lograr el reemplazo de partes del cuerpo por piezas mecánicas y órganos fabricados que ayuden al ser humano a vivir para siempre. Ahí es nada. Ha hecho tres años en uno. "Simons ha estado estudiando para obtener su licenciatura en física desde marzo de 2020, y ahora se graduó con un 85 %, que es la distinción más alta", confirmó un portavoz de la Universidad, citado por medios locales. El joven también ha realizado algunos cursos paralelos del programa de máster, y después del verano, comenzará su máster oficialmente.
Simons es ahora el segundo graduado más joven del mundo después de Michael Kearney, quien recibió su título en antropología de la Universidad del Sur de Alabama en 1994 a los 10 años. El menor podría haberse graduado aún antes, pero abandonó la Universidad de Eindhoven en los Países Bajos en 2019 cuando tenía 9 años, después de que las autoridades de la institución se negaran a dejar que se graduara antes de su décimo cumpleaños. Sin embargo, Simons asegura en declaraciones al periódico Gazet van Antwerpen que realmente no le importa si es el más joven, pues "se trata de obtener conocimientos".
"La inmortalidad, ese es mi objetivo. Quiero poder reemplazar tantas partes del cuerpo como sea posible con partes mecánicas", explica el niño superdotado. Para ello, ha trazado "un camino" en el que la física cuántica, el estudio de las partículas más pequeñas, "es la primera pieza del rompecabezas".
Simons detalla también que "dos cosas son importantes en un estudio de este tipo: adquirir conocimientos y aplicarlos". "Para lograr el segundo, quiero trabajar con los mejores profesores del mundo, mirar dentro de sus cerebros y descubrir cómo piensan", apunta al periódico holandés De Telegraaf.
Laurent no es de récrod ese por ahora está en manos de Michael Kearney que con varias titulaciones a sus espaldas y millones de dólares conseguidos en un juego de Trivial, tiene 37 años y vive alejado de la opinión pública. Y no, no quiso hacernos inmortales., pero también vino al mundo con un cerebro espectacular.
Kearney pronunció sus primeras palabras a los cuatro meses. A la edad de seis meses, le dijo a su pediatra, "Tengo una infección en el oído izquierdo", y aprendió a leer a la edad de diez meses. Cuando Michael tenía cuatro años, recibió pruebas de diagnóstico de opción múltiple para el programa de matemáticas precoz de Johns Hopkins; sin haber estudiado específicamente para el examen, Michael logró un diez.