El domingo, un grupo de jóvenes encontró en Spegazzini, una localidad de la provincia argentina de Buenos Aires, un caparazón de gliptodonte. Se trata de un mamífero del periodo cuaternario, es decir, de más de 10.000 años de antigüedad que pesó alrededor de una tonelada y pudo medir entre tres y cinco metros.
Los jóvenes se toparon con una extraña esfera de textura rugosa enterrada a poco más de un metro de profundidad. Se grabaron en vídeo contando la experiencia y lo publicaron en Facebook; al difundirse, el guía de reserva del Museo de Ciencias Naturales de Marcos Paz, Oscar Vique fue al lugar para tratar de preservar el fósil de gran valor científico.
Según informa InfoBae, uno de los jóvenes aseguró que ya había visto ese fósil hace dos años pero no había dicho nada porque no sabía de qué se trataba.
El paleontólogo Oscar Vique asegura que el acontecimiento es muy importante porque el fósil está en un estado único. Las hipótesis que se manejan a esta hora, según explicó el experto, es que por la posición en la que se encontró al animal, se cree que fue a buscar agua al arroyo y se hundió por su peso hasta morir, no fue atacado por ningún depredador.
Para extraerlo de manera optima pueden tardar hasta 10 o 15 días: "Es un material muy frágil así que pedimos que si la gente se acerca no lo intente tocar porque lo puede dañar y es un patrimonio muy importante", comentó Vique.
Los gliptodontes eran mamíferos parecidos a los tatúes, de tamaño mucho mayor, que vivieron en el continente americano. El nombre científico es: Glyptodon-Panochthus-Doedicurus. Medían entre 2 y 3 metros de largo y pesaban más de una tonelada. Los fósiles que se han encontrado en Uruguay permiten estimar que se extinguieron hace al menos 10.000 años. Hay yacimientos de gliptodontes en Uruguay, Brasil, Argentina y EE.UU.
Debido a la estructura de sus dientes se considera que los gliptodontes eran animales herbívoros. Tenían la cabeza muy baja para poder acceder al agua y a las hierbas. Probablemente tenían el cuerpo cubierto de pelo y se desplazaban con mucha lentitud.
Su caparazón estaba formado por placas óseas circulares e irregulares. Las diferentes especies se distinguen por los tipos de caparazones, que servían de defensa contra los depredadores.