Prismáticos en mano, caminando en silencio, una decena de curiosos busca contemplar el espectáculo de la berrea. Gonzalo Castillo, guía de una empresa de aventura, nos lo explica: "La berrea es el periodo de reproducción del ciervo y destaca sobre todo porque durante ese periodo los machos emiten un sonido gutural muy potente con el objetivo de atraer a las hembras y ya avisan al resto de los machos que ellos están en esa zona". Amanece en la sierra de Albarracín.
Es el momento perfecto para ver a los ciervos. Todos los años, en octubre, compiten por ganarse el amor de las hembras para perpetuarse. Y lo hacen atronando los bosques con sus bramidos. Los machos compiten por el poder y la jerarquía ante la atenta mirada de las hembras. Y también de ellos: los observadores que asisten a la conquista. "Nos sentimos privilegiados por poderlo ver".
"La experiencia es única porque, ya te digo, lo sientes por todas las partes, escuchas bramidos desde todas partes". El cortejo ha dejado huellas por todo el territorio. Otro de los guías, Rymond Zeltner, nos señala las huellas que dejan en la naturaleza. "Aquí se ve muy bien cómo han pasado y han rascado los árboles, que es una manera de marcar la zona por donde están". Y el inconfundible berrido de los ciervos resuena en toda la sierra. Un espectáculo de la naturaleza que dará sus frutos dentro de ocho meses, cuando nazcan los cervatillos.