El Jack Sparrow de Vigo y su prometida lo han intentado de nuevo este miércoles y por fin ya son marido y mujer. La pareja ha vuelto a los juzgados de la ciudad para casarse disfrazados: él de pirata y ella con el traje regional gallego.
Una jueza rechazó celebrar el enlace civil de Berto Carreira (50 años) y María Salinas (47). Él vestido de pirata a lo Hollywood y ella con el traje regional . Así quisieron casarse en los juzgados de Vigo el pasado 23 de abril, pero el acto se truncó después de que una jueza les prohibió acceder por razones de seguridad al edificio judicial.
Este miércoles volvían al ataque y lo consiguieron: “Lo hemos conseguido. Al final, una simple boda se convirtió más en un acto reivindicativo”, ha dicho a la salida del juzgado Berto, quien ha animado a reclamar a quienes se sientan injustamente tratados, porque su matrimonio “es un ejemplo de que se pueden conseguir cosas”.
La pareja, interpuso una querella contra la magistrada por no casarlos debido a su indumentaria el 23 de abril, pero su amor es su deseo ya está hecho, a pesar de los obstáculos.
¿Qué fue lo que cambió entre el primer intento fracasado de contraer matrimonio, el pasado 23 de abril, y el segundo intento de hoy? Según Berto todo era igual y para ello asegura que “hay pruebas gráficas, vídeos e imágenes en las que yo me presté a hacer lo que hicimos hoy: quitarme la peluca y el sombrero., pero no aceptaron. No sé qué pasó hoy”, ha contado a los medios vestido de pirata ante los medios que siguieron la historia de esta original pareja de gallegos.
Desde el Tribunal Superior de Justicia de Galicia aseguran que este miércoles que el novio accedió a quitarse la peluca y el sombrero y Berto pudo ser identificado como establece la ley.
El Jack Sparrow vigués, y su ahora esposa María Salinas, denunciaron a la jueza que el 23 de abril les impidió contraer matrimonio y que los ha casado hoy, aunque el Juzgado de Instrucción número 8 de Vigo decidió archivar pocos días después.
Según el Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG), la negativa del magistrado del juzgado de instrucción se basó en que de la denuncia “no se desprenden hechos con relevancia penal” que pudieran justificar la elevación de la causa al alto tribunal gallego, y en que no cumple el requisito formal de haberse presentado a través de una querella.
La pareja, tras solicitar el asesoramiento legal oportuno, admitió la objeción formal del juzgado de instrucción, pero no la sustancial, por lo que han tomado la decisión de no recurrir dicho auto, “dejando que adquiera firmeza y así poder dejar expedita la vía para interponer una querella con todas las formalidades oportunas”.