Cuando tenía solo dos años sufrió la amputación de todas sus extremidades debido a una meningococemia, pero Paloma López Fabián nunca se rindió y ahora, a sus 21 años, se ha convertido en una celebridad en redes sociales gracias a sus espectaculares automaquillajes. La joven argentina se dedica en las plataformas digitales a publicar vídeos de ella misma maquillándose pese a no tener manos, lo que le ha obligado a desarrollar técnicas especiales para coger los pinceles o abrir los productos químicos con las que se ha ganado la admiración de muchos.
Según contó en una entrevista con Telefe Noticias, el maquillaje es su pasión desde pequeña, pero en su etapa de adolescencia le puso mayor interés a ello pues se sentía muy observada en la calle y prefería que la miraran debido a los cosméticos que usaba en el rostro y no por su condición física.
Su andadura en las redes sociales para mostrar su trabajo comenzó el año pasado, cuando la pandemia de coronavirus en la sociedad mundial estaba en su auge. Fue entonces cuando empezó a publicar videos maquillándose a ella misma y, con el tiempo, ganó muchos seguidores.
Desde entonces, ella confiesa haber dado varias entrevistas a programas de radios y de televisión explicando su historia y demostrándole a todo el mundo que las personas no son iguales, pero que eso no es impedimento para salir adelante. “Cuando doy una entrevista lo hago porque me parece que está bien mostrar que hay personas que somos diferentes, y eso está buenísimo porque si todas las personas fuéramos iguales el mundo sería un embole”, indicó en Telefe.
Actualmente su cuenta @palomake_up tiene más de 15.000 seguidores y en ella suele publicar sus procedimientos de maquillaje, con variedad de sombras, de colores, matices y combinaciones, pero lo que más sorprende es verla en acción maquillando. "Empecé con las máscaras de pestañas, fanatizada con ese tema porque yo quería pestañas bien largas. Y después comencé a interiorizarme con el tema del cuidado de la piel", le cuenta Paloma a 'Para Ti'.
Paloma vive en Castelar con su padre, que tiene una empresa avícola, su madre (jubilada como maestra jardinera) y su hermana. "Estamos muy unidos los cuatros. Ellos no pueden creer lo que pasa con mi cuenta de Instagram que no para de crecer", cuenta.