La historia del porno: de ser objeto de culto en público en la antigüedad a una experiencia íntima en la actualidad
La pornografía no es un invento del siglo XXI. ¿Sabes dónde y cómo se originó?
Si el consumo actual de pornografía suele ser en solitario, en el pasado formaba parte de actos sociales
La realidad virtual y la robótica han completados los deseos en la industria del porno
El consumo de pornografía no es algo nuevo. La sexualidad ya era familiar para los griegos y los romanos. Pero, ¿fueron ellos los que inventaron el porno? Desde luego que no apareció de la nada y que, desde que nació hasta nuestros días, ha evolucionado muchísimo hasta convertirse en negocio potentísimo. ¿Sabías que durante el Paleolítico el ser humano ya rendía culto a figuras que representaban la fertilidad o el útero o el falo? ¿Cómo evolucionó el porno, algo que entró en los hogares y cuya posesión estaba reducida a pequeños círculos hasta convertirse en un producto de consumo de masas? ¿Cuándo pasó de estar encondido debajo de la cama a caber en un USB? En el siguiente vídeo de PlayGround, encontrarás explicada la historia del porno, desde su nacimiento hasta nuestros días, en menos de dos minutos y como nunca antes de la habían contado (¡vas a flipar!):
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Como se puede ver en el vídeo, el porno no es un invento del siglo XXI y, detrás de todo lo que le rodea, hay arte, liberación, catársis y también bastante controversia, sobre todo por algunas religiones o fuerzas de poder que no lo aprueban (y que siguen vigentes hoy en día). ¿Sabes que en algunos países hoy en día está prohibido? ¿Por qué? Dale al play al vídeo y flipa...
El porno tiene más años "que el hilo negro" y los griegos, los romanos o los egipcios, entre otros, llevaron bastante la delantera en esta práctica. En este sentido, ellos entendían la pornografía como una forma de culto al cuerpo, al sexo y a la fertilidad que no tenía nada de malo de verse en público, hasta que todo acabó con la llegada del pudor. Una concepción que ha cambiado mucho a lo largo de los años, pero que no por ello ha dejado de despertarnos curiosidad.
El porno en la actualidad
Esta curiosidad por el porno la vemos presente en nuestras primeras relaciones sexuales, cuando algunos tratan de replicar lo que se ve en la pantalla o cuando, para muchos adolescentes, el porno se convierte en el 'mejor profesor sexual' (el 47,4% de los adolescentes que ha visto contenido pornográfico ha tratado de llevar alguna escena a la práctica), según lo indica el último informe de Save The Children, '(Des)información sexual: pornografía y adolescencia'.
Según este informe, el fin de la pornografía hoy en día es excitar al observador y por lo visto en los adolescentes eso se consigue fácilmente: el 68,2% de ellos afirma que lo consumen de forma frecuente (esto quiere decir que lo han hecho en los últimos 30 días) y, en la mayoría de los casos (93,9%), lo hacen en la intimidad y a través de sus teléfonos móviles. Nada que ver con la concepción que se tenía del porno en la antigüedad cuando, para los hombres del Paleolítico, la adoración al falo y al útero era normal y bien vista en público. De ahí se pasó a esconderse en la intimidad y desde la aparición de Internet, se ha convertido en un producto accesible, barato que se puede consumir de forma anónima.
Por esto atrae a millones de personas en el mundo, aunque esa pornografía de la que hablamos y tal como hoy la conocemos surgió con la aparición de la fotografía como se explica en el vídeo. Pocos años después de que Daguerre inventara su daguerrotipo, ya se hacían las primeras fotos de desnudos y las primeras fotos de parejas en plan muy íntimo... Después llego el cine, que amplió aún más el negocio, las cintas en VHS que revolucionarían la industria y haría cambios en su consumo, Internet, la realidad virtual y la robótica.
El futuro del porno
Con el desarrollo de la tecnología y de la realidad virtual, el porno ha dado ahora otro salto: el intentar conseguir una experiencia lo más real posible y que ya está integrada en el catálogo de las webs más famosas que se dedican a ello. Es el caso de Pornhub, por ejemplo, que ofrece a sus tres mil millones de visitantes mensuales la posibilidad de colocarse un casco Oculus para tener una visión a 2160 píxeles. ¿Se habrá tocado techo con ello? Seguramente que no, aunque después de ver al muñeco Henry, el primer robot sexual con pene regulable que también te recita poemas, parece imposible que la industria siga innovando a ese nivel. ¿Qué nos deparará el futuro? ¿Preparados para vivirlo?