El 13 de enero de este año, Rudolph Clausing, de 66 años, perdió la batalla que sostenía desde hacía varios días contra el covid-19. Sus dos hijas, Anna Harp, de 28 años, y Abrielle Clausing, de 21, recibieron una nota final de su parte que decía: "Ha sido una vida tan buena". Las chicas han decidido inmortalizar el mensaje de su progenitor en sus cuerpos acudiendo a un estudio de tatuajes en su natal Arkansas (EEUU).
Con meses de diferencia, las dos mujeres decidieron hacerse un tatuaje de la nota de su padre no solo para recordarlo, sino también para servir como símbolo para vivir una vida plena. "Ambos queríamos hacernos un tatuaje", dijo Harp a Fox News, al tiempo que señaló que el mensaje final de su padre es su cuarto tatuaje y el primero de Classing.
En opinión de Harp, era "obvio" que debían elegir sus últimas palabras "porque literalmente no hay nada más especial que las últimas palabras que nos dejó".
Harp eligió un diseño de tatuaje estilizado que presenta la nota de su padre junto con dos flores de cornejo, sus flores favoritas. Clausing, por otro lado, eligió tatuar las últimas palabras de su padre con su letra exacta.