Después de un parón de más de un mes, es inevitable preguntarnos cómo cambiará nuestra vida al volver a la normalidad. El trabajo, los estudios, la familia, los amigos y, sobre todo, las relaciones de pareja. Quienes hayan vivido el confinamiento lejos de sus parejas entenderán esta sensación, y es que la incertidumbre de una relación a distancia puede ser muy desagradable.
No es fácil gestionar tanto tiempo aislados. Por un lado, es inevitable sentirnos preocupados por las consecuencias del coronavirus en nuestro círculo cercano. Familiares que han enfermado o que son población de riesgo, amigos a los que han despedido de su trabajo, compañeros de clase que están agobiados por los estudios… Por otro lado, un mes encerrados en casa da para mucho, ya sea hacer pan casero o empezar a distorsionar nuestros pensamientos por culpa de la ansiedad.
"Cada día que pasa me rayo más y más", confiesa José Carlos. Tiene 21 años y lleva sin ver a su novio desde el 12 de marzo. "Mi familia vive en Almería, pero yo estudio en Madrid, y el jueves 12 de marzo fui a pasar unos días con ellos. Luego empezó todo el estado de alarma y decidí quedarme con ellos, pero no imaginé que sería tan duro estar alejado de Guille, mi novio".
La falta de comunicación cara a cara puede afectar negativamente a las relaciones de pareja, ya que hay muchos matices del lenguaje que se pierden cuando hablamos por WhatsApp. "No es lo mismo que te digan buenas noches cara a cara, a que te lo digan por WhatsApp. Es un ejemplo tonto, pero lo que quiero decir es que al final hablando tanto por el móvil cualquier frase te parece seca o rara. Yo me agobio porque pienso que Guille está enfadado cuando no lo está, o que no me echa tanto de menos como yo a él. Al final de un granito de arena que en persona pasaría desapercibido hacemos una montaña gigante".
Para algunos, estas semanas están siendo el momento perfecto para reflexionar sobre sus relaciones. Ese es el caso de Gema, de 23 años y confinada en Valladolid. "Mi novio y yo no estábamos pasando nuestro mejor momento, y la cuarentena me está ayudando a reflexionar sobre si seguía con él porque de verdad estaba enamorada, o si era por costumbre, miedo a estar soltera”" confiesa.
Desde pequeños nos enseñan que estar solos es algo "raro" o "malo". Hasta que Frozen llegó a la gran pantalla apenas había princesas que decidiesen pasar de príncipes y vivir su vida de manera independiente. Y no sólo se trata del cine, sino también de nuestros propios prejuicios. Creemos que la soledad es un estado que debe acabar lo antes posible, y a menudo prolongamos relaciones que no nos llenan por miedo a conocernos a nosotros mismos.
Si bien ha sido duro, Gema ha tomado una decisión: "cada día tengo más claro que estoy mejor sin él, y sé que es duro, pero ninguno de los dos nos merecemos esto. Él tiene que estar con alguien que de verdad quiera estar con él, y yo no puedo obligarme a tener una relación por pena o por miedo a la soledad. De todos modos, estoy esperando a que esto acabe para vernos en persona y dejarlo, porque no quiero hacerlo por teléfono, me parecería egoísta".
Por suerte no todas las historias de amor están abocadas al fracaso tras el confinamiento. Hay quienes se han dado cuenta de todo lo bueno que les aporta su pareja durante estas semanas de cuarentena. "Siempre he sabido que mi novia era increíble, pero ahora estoy más convencido que nunca", comparte Fran con Yasss.
Tiene 25 años y lleva saliendo con su novia desde que se conocieron en la universidad el primer año de carrera. "Muchas veces dejamos de esforzarnos porque damos por supuesto que esa persona va a estar ahí, que ya nos hemos ganado su amor y que no hace falta mucho más. Ahora tengo más ganas que nunca de esforzarme, de demostrar a mi novia que la adoro, de tener detalles porque sí y no sólo en nuestro aniversario o en los cumpleaños", afirma.
"Me he dado cuenta de lo mucho que significa para mí que me de los buenos días, o jugar con ella a algún juego de mesa y que se enfade cuando pierde. Todos esos pequeños detalles que antes se habían vuelto una costumbre ahora para mí significan un mundo, y tengo muchas ganas de volver a disfrutar de eso".