Solo le pongo una pega al feminismo: me ha quitado las ganas de ligar
Cualquier mujer debería querer ser cada día un poquito más feminista, aunque el camino del feminismo es largo y a veces se pone un poquito cuesta arriba. Pero vosotras tranquilitas, poco a poco, que la cosa es empezar a andar y, sobre todo, no darse nunca la vuelta.
Yo empecé mi camino feminista siendo una mujer zamorana, o sea que estaba más acostumbrada al machismo que a tomar azúcar con el café, así que he tenido que ir desprendiéndome de muchas, pero que muchas actitudes cotidianas de estas que suelen parecer lo más normal del mundo pero traen extra de trasfondo machista por el mismo precio. Y todavía me queda mucho trabajo por hacer.
Sin embargo, ya he notado mis primeros cambios. No son cambios muy visibles o palpables, no me he apuntado a no depilarme el sobaco, por ejemplo, aunque he de reconocer que de un tiempo a esta parte estoy como más a gusto con mi vello corporal, y aunque me sigo gustando más sin pelo en las piernas, el no estar depilada puntualmente ya no me frena a la hora de hacer algo que me apetece. Cítese como ejemplo el irte a la piscina con todos los pelánganos porque no has tenido tiempo o porque simplemente no te ha apetecido pasarte la cuchillita. Y tan ricamente. Amigas, os lo digo: el feminismo te da paz contigo misma.
Pero bueno, los cambios que de verdad importan (para mí) son los más profundos, los camios a nivel de pensamiento y de actitud. Una de las cosas que mejor se me da, por ejemplo, es identificar comportamientos machistas, ya sea en mí o en los demás. Parece una tontería pero me parece algo esencial: solo si eres capaz de identificar una actitud machista puedes corregirla. Y lo que peor se me da, desde que me he vuelto feminista convencida, pues sinceramente, yo lo tengo que decir porque creo que de esto se habla poco y, al menos a mí, me afecta: lo peor que se me da desde que soy mejor feminista es ligar.
Y no porque se me haya olvidado cómo se hace, claro que no. Pero pasan dos cosas: la primera, tengo la sensación de que "ligar", en el sentido más clásico del término, es entrar a un juego machista. Así que me tengo que poner las pilas para reaprender a mostrar interés por un tío sin darle a él más importancia que a mí misma; y la segunda, como ahora identifico tan bien a los machistas y la mayoría de la gente que me rodea tira bastante al monte, al monte del hombre es mejor que la mujer, pues claro, se me quitan las ganas de arrimarme a los tíos. Y si no me arrimo, no ligo. Así de fácil.
No debería importarme, pero tengo que ser sincera y sí, me importa. Ser feminista no significa prescindir del sexo, pero me está costando (lo más grande) tener relaciones feministas. Yo antes me cruzaba con un tío que soltaba alguna machirulez y a lo mejor pensaba “qué gilipollas”, pero como no estaba yo empoderada ni nada pues seguía adelante con mi relación con esa persona, bien fuera de amistad o de folleteo, como si nada. Pero ahora eso se acabó. Ahora me sueltan una frase del tipo “a ver, es que las mujeres no sois tan fuertes como los hombres, eso es algo biológico” o cualquiera que empiece por “es que las tías…” y a mí se me activa el mecanismo que me blinda las bragas a cal y canto y eso ya no lo vuelve a abrir ni Alí Babá.
Menos mal que en los labios vaginales no tenemos los mismos músculos que en la cara, porque, si no, los míos se pasarían el día poniendo muecas de asco. Es que es algo que, quizás porque estoy en ese punto de reafirmación feminista, ahora mismono puedo soportar, sobre todo cuando hablamos de gente de mi generación. Porque mi padre también suelta perlas pero, aunque no lo estoy excusando, entiendo que él recibió una educación mucho más machista que la que recibió mi generación, así que será más difícil “arreglarlo”. Pero que un tío que tiene la misma edad que yo, ¡o incluso menos!, todavía sea capaz de recurrir al machismo para ligar, para hacer alarde de lo machito que es o para gastarte alguna bromita sexista que te acerque más a su bragueta… pues yo ya no. Yo por ahí ya no paso.
Así que me quedo a dos velas por elección propia… sí, y feliz y orgullosa de tener cada vez menos relación de cualquier tipo con gente machista. Pero que ya me empieza a picar ahí abajo, es una realidad. Es verdad que yo elijo no estar con ese tipo de tíos pero es que ese tipo de tíos es mayoría en nuestra sociedad. Así que nos tendremos que poner las pilas entre todos y machacar con el feminismo todo lo que haga falta para que la gente se vaya dando cuenta de lo que hace y lo que dice, y ponga de su parte por cambiarlo. Vaya morro que tengo: estoy aquí pidiendo que colaboremos todos, como sociedad, ¡para que yo encuentre alguna rosa que comerme!