El duelo por la pérdida de un ser querido nunca es fácil, pero estamos atravesando una situación excepcional que lo hace todavía más duro. No poder acompañar a esa persona durante sus últimos momentos, no tener a tus padres, a tus amigos o a tu pareja cerca para abrazarles y llorar sobre sus hombros, y pasar el luto en cuarentena son circunstancias que pueden provocar sentimientos de lo más desagradables. Esto es lo que está viviendo Elisa.
Elisa tiene 20 años y estudia Ciencias Ambientales en la Universidad de Salamanca aunque es de Badajoz. Cuando declararon el estado de alarma, estaba pasando el fin de semana con su familia. Decidió quedarse en casa. Dos semanas después su abuelo ha fallecido a causa del coronavirus y hoy ha compartido con Yasss cómo está viviendo esta situación:
"Hace una semana leía en Twitter comentarios sobre el coronavirus y todo el mundo le quitaba importancia. Decían que sólo era mortal para gente muy mayor o personas con enfermedades previas. Esto no es cierto. Mi abuelo tenía 75 años y estaba fenomenal de salud. Todo el mundo le decía que aparentaba ser más joven, además tenía una mente muy curiosa y activa.
Cuando empezó todo esto mi familia fue la primera en no darle demasiado bombo. Pensábamos que sería una gripe pasajera que afectaría a unas cuantas personas, pero tampoco para volvernos locos.
Luego impusieron la cuarentena y empecé a leer más casos de personas que habían muerto. Ahí me empecé a rayar, y lo que más me preocupaba era la salud de mis abuelos y de un tío mío que tiene una enfermedad pulmonar.
Mi abuelo vivía con mi abuela, que tiene 73 años, y estaban pasando el aislamiento ellos solos. Mi madre y yo nos estábamos turnando para hacerles la compra y evitar que saliesen. Dio igual.
Seguramente lo pilló antes de que empezase la cuarentena, porque el 18 de marzo empezó a encontrarse mal. El 1 de abril murió.
Al principio no lo procesé. Era como si fuese una broma o un capítulo de Black Mirror. No poder hacer un simple velatorio, no poder ver a mi abuela que está aislada porque creen que también lo tiene, no poder ver a mi pareja o a mis amigos... Esto es algo que no se puede explicar y si no lo has vivido, no lo entiendes.
Mi madre está destrozada por no haber podido estar con él en los últimos momentos, y lo que más nos duele ahora es pensar en cómo se sentirá mi abuela. Ella es la que de verdad está sufriendo más, porque ha perdido a su marido y encima tiene que convivir con el miedo de poder padecer una enfermad mortal. Prefiero ni pensarlo.
Dicen que es normal cabrearse o estar triste, pero yo estoy embotada. Sigo sin poder creérmelo. Pienso que acabará la cuarentena, saldré de casa, iré a verle y seguirá en el sofá granate del cuarto de estar. No puedo aceptar que ya no está".
En un duelo normal es común experimentar tristeza, enfado, culpabilidad, impotencia, ansiedad. Ante los fallecimientos por coronavirus algunas de estas emociones se agudizan, sobre todo la culpabilidad y la impotencia por no poder acompañar a esa persona en sus últimos momentos y el miedo al darnos cuenta de que el coronavirus es mortal y puede afectarnos a nosotros también.
Otra emoción que podemos experimentar es el enfado, a menudo pagándolo erróneamente con los trabajadores de los tanatorios por no dejarnos celebrar el funeral. Es normal sentir ira, pero hay que recordar que ellos simplemente están cumpliendo el protocolo.
Otro factor a tener en cuenta es que, al estar aislados en casa, ahora tenemos más tiempo libre en el que dar vueltas a las cosas.
Es más sencillo distraernos dando un paseo o tomando algo con nuestros amigos o familia, pero actualmente no es posible. Por eso hay que readaptar el duelo a la cuarentena.
En primer lugar, hay que normalizar nuestras emociones, pensamientos y conductas. Cada persona gestiona el duelo de la mejor forma que puede, así que desterremos la creencia de que "es obligatorio llorar" o de que "hay que volver a la normalidad cuanto antes".
Si bien es importante distraernos leyendo, viendo una serie o hablando por WhatsApp de trivialidades, también debemos dejar que el dolor aflore de vez en cuando. Pero, ¿qué hacer si tú o tu familia sois incapaces de procesar la pérdida?
La única forma de superar el duelo es atravesándolo o, en otras palabras, permitirnos derrumbarnos siempre y cuando volvamos a levantarnos. Y si nos cuesta, que costará, debemos pedir ayuda a nuestro círculo social o a profesionales de la salud mental.