Según Friedrich Nietzsche, el sexo es una trampa de la naturaleza para no extinguirse. Si bien este filósofo era un 'influencer de su época', hoy en día nuestra mentalidad ha cambiado mucho y hemos dejado de ver el sexo como algo necesariamente ligado a la reproducción. El sexo es autoconocimiento, diversión y placer, y son muchos los que han sufrido su ausencia durante el confinamiento.
Cuando se dice que el sexo es salud no se trata solo de una forma de hablar. En 2004, la Universidad de Wilkes en Pensilvania realizó un estudio para hallar las diferencias de anticuerpos en más de 100 estudiantes y la relación de estos hallazgos con su vida sexual.
Encontraron que aquellos que mantenían relaciones sexuales como mínimo dos veces a la semana, tenían un sistema inmunológico más desarrollado. Concretamente, se hallaron niveles más altos de inmunoglobulina A, uno de los principales anticuerpos de nuestro organismo.
La inmunoglobulina A es, por así decirlo, una de las guerreras de nuestro ejército de células, combatiendo los virus, bacterias y toxinas que intentan invadir e infectar nuestro cuerpo.
Además de los beneficios inmunológicos, el sexo en pareja aporta muchos beneficios psicológicos: provoca una sensación de euforia o entusiasmo incompatible con la ansiedad y la tristeza, nos hace sentir conectados con la otra persona y, por lo tanto, menos aislados, mejora nuestra autoestima, rompe el bucle de la apatía y reduce la irritabilidad.
Pero ojo, no vale cualquier encuentro. Para aportarnos todos estos beneficios físicos y mentales, el sexo debe ser satisfactorio, consensuado y basado en el respeto. Si el sexo nos aporta tantas cosas buenas, ¿qué pasa cuando no lo tienes? Para responder a esta pregunta hemos recopilado los testimonios de cinco jóvenes que llevan más de un mes sin mantener relaciones íntimas.
Azahara tiene 21 años, vive en Madrid y lleva desde el 6 de marzo sin sexo. "Estoy que me subo por las paredes. De verdad, no puedo más. Mi mejor amiga se queja porque no puede ir al gimnasio, pero claro, ella vive con su novio. Se tenía que poner en mi piel, así entendería lo que es echar de menos algo con todo tu corazón", comparte entre risas.
"Ahora en serio, es muy duro. Nunca he sido una persona muy sexual, pero con esta situación hecho mucho en falta ya no solo acostarme con nadie, sino sentir un poco de conexión con otra persona. Y no hablo de amor ni nada de eso, porque ni tengo ni quiero novio, sino de un abrazo o un beso por la noche. Vamos, que cuento los días como una presidiaria".
Si bien hay personas que prefieren separar el sexo de cualquier conducta mínimamente romántica, no podemos negar que es una situación que favorece la conexión y la intimidad. No tiene nada de malo querer que tu ligue de Tinder te abrace después de mantener relaciones sexuales. Al fin y al cabo, somos animales sociales, y el contacto es una necesidad biológica.
sexting En el caso de Santi lo peor no es la falta de sexo, sino el hecho de no poder ver a su pareja. "Echo mucho de menos a mi novia. Tengo ganas de pasarnos una semana entera sin separarnos. Ir al cine, dar un paseo, cenar por ahí, y también hacerlo. Al final el sexo es una parte súper importante de la relación, y aunque el sexting ayuda a hacer más llevadera la cuarentena, no es lo mismo. Acabas necesitando contacto cara a cara o piel con piel”, añade el joven de 24 años.
Laura, su novia, tampoco lo lleva del todo bien. "De haber sabido que el confinamiento iba a durar tanto, me habría quedado en casa de Santi. Y lo peor de todo es que cuando intento masturbarme, me pongo triste porque lo echo de menos. Me cuesta mucho estar excitada por toda esta situación", confiesa.
El estado de alerta ha afectado a nuestro estado psicológico. No sólo estamos más tristes, ansiosos y apáticos, sino que también es habitual que la excitación haya caído en picado. Sin embargo, ese no es el caso de Anais, de 20 años.
"Si hay algo peor que la falta de sexo, es no tener ningún juguete en casa para aliviar las penas. Encima vivo con mis padres, y mi madre es muy cotilla. Cuando me llega una carta del banco, la abre sin preguntar. Estoy segura de que si compro un vibrador por Internet, mi madre lo saca de la caja y le da un patatús al verlo. Bueno, o eso, o se piensa que es un limpiador de poros", afirma sin poder evitar reírse.
Es normal sentir un poco de reparo al hablar de sexo con nuestros padres, pero debemos recordar que la masturbación y el placer no son algo negativo ni de lo que debamos avergonzarnos. ¡Rompamos el tabú!
Y hablando de juguetes sexuales, Carlos José nos cuenta cómo el confinamiento ha sido la excusa ideal para animase a comprar el Satysfier para hombres. "Llevaba tiempo con curiosidad, sobre todo porque mis amigas no paraban de hablar de lo maravilloso que es el Satysfier para mujeres. Cuando empezó la cuarentena lo pillé y ha sido una compra increíble. No es comparable a una felación ni de broma, pero para salir de la monotonía de vez en cuando está genial. Al final cualquier idea es buena para llevar mejor la falta de sexo".