“Me da más ansiedad la Universidad que la pandemia”: los problemas de los estudiantes con el fin de curso
El 33% de los estudiantes están teniendo síntomas de ansiedad, y el 20% de depresión
La sensación general de los jóvenes universitarios es que se han desoído sus peticiones
“Si se te va Internet en medio de una clase, pues te apañas o la ves en diferido, pero cuando el portátil se te cuelga en medio de un examen te entran ganas de llorar”
No es fácil gestionar los nervios y planificar nuestro tiempo en época de exámenes, sobre todo cuando ni siquiera sabemos qué será de nuestra vida el mes que viene. Por si esto fuera poco, muchas universidades no están facilitando la situación a sus alumnos, y la incertidumbre se paga cara: problemas de insomnio, ataques de ansiedad, frustración, síntomas físicos y una sensación de agotamiento psicológico permanente.
Eso es lo que están viviendo Damián, Carolina, Berta, Luis Ángel y Ricardo, cinco universitarios hartos de la situación actual. Cada uno estudia en una universidad diferente de España, pero todos comparten algo: la certeza de que no se está teniendo en cuenta la salud psicológica y física de los alumnos.
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Estar en casa no implica rendir mejor
Damián tiene 19 años y estudia Física en Zaragoza. "Al principio pensaba que al estar en casa sin distracciones rendiría mejor, pero no es así. Me cuesta concentrarme mucho más que antes, y eso que nunca he sido de los que van a la biblioteca", confiesa. "La falta de vida social y toda la situación del COVID-19 me ha dejado el cerebro licuado, y lo que antes hacía en dos horas, ahora me cuesta dos días".
Lo que antes hacía en dos horas, ahora me cuesta dos días
A la falta de concentración se suman las prisas que meten muchos profesores, tal y como explica Carolina, estudiante de Derecho en Salamanca. "Yo entiendo que los profesores también tienen que seguir un planning, pero lo que no pueden pretender es que tengamos el mismo rendimiento ahora que antes. No se dan cuenta de que no da tiempo, que es imposible entregar todos los trabajos, ver todas las clases y prepararnos los exámenes. Es inviable. Hasta al más aplicado de la clase le cuesta un esfuerzo sobrehumano".
No cabe duda de que las universidades han intentado cuadrar las clases y los exámenes para evitar prolongar el curso más meses y que los alumnos no pierdan formación, pero la sensación general de los jóvenes universitarios es que se han desoído sus peticiones.
"Yo tengo amigos que están en el comité de estudiantes y han peleado para que esta situación nos afectase lo menos posible, pero el clima general es de frustración porque no les han hecho ni caso", comparte Carolina. "Algunos profesores se implican e intentan facilitarte las cosas. Otros no. Parece que disfrutan viéndonos sobrepasados, y cuando les escribes se cachondean y te contestan con soberbia, como si la culpa fuese tuya por no llegar a todo. Así no se hacen las cosas", afirma indignada.
“Muchos profesores se han limitado a subir PowerPoints incompletos, pidiéndonos que nos buscásemos la vida”
En el caso de Berta, estudiante de Ingeniería Informática de 22 años, la ansiedad le ha pasado factura a nivel físico. "He tenido un brote de dermatitis por el estrés, y encima me rayé porque uno de los síntomas del coronavirus son las erupciones".
Sin duda la mayor frustración de Berta son los cambios de última hora. "Hay una asignatura en la que han cambiado la fecha del examen seis veces, y lo peor es que no es una cosa aislada. En prácticamente todas las asignaturas hay modificaciones cada dos por tres y es un agobio constante".
Luis Ángel, sevillano de 20 años y estudiante de Farmacia, se queja de la falta de consideración con los alumnos que no tienen accesibilidad a Internet. "Yo creo que se piensan que todos tenemos un ordenador y fibra óptica en casa, pero hay mucha gente que no tiene un hogar adaptado a las clases online. Yo, por ejemplo, estoy pasando la cuarentena en el pueblo con mis padres y la conexión a veces va fatal. Si se te va Internet en medio de una clase, pues te apañas o la ves en diferido, pero cuando el portátil se te cuelga en medio de un examen te entran ganas de llorar. No es justo que mi nota dependa de algo que yo no puedo controlar.”
Para Ricardo, estudiante de Matemáticas en Madrid, las clases online se han quedado muy cortas. “Yo entiendo que hay carreras o asignaturas en las que el temario es A, B y C. Si lo lees, lo entiendes. Pero en algunas asignaturas de matemáticas hay muchas cosas que requieren una explicación densa, y muchos profesores se han limitado a subir PowerPoints incompletos, pidiéndonos que nos buscásemos la vida. Y no es cosa de que un par de alumnos tuviesen dudas. No. Era toda la clase. Y lo peor de todo es que te quejas, y te ignoran. La universidad no es precisamente barata, lo mínimo es que esos profesores hagan su trabajo igual que nosotros hacemos el nuestro”, reivindica Ricardo.
Cómo gestionar el final del curso de la mejor forma posible
Según una encuesta realizada por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), el 33% de los participantes están experimentando sintomatología compatible con un trastorno de ansiedad generalizada, y el 20% necesitaban apoyo psicológico porque se sentían deprimidos.
Teniendo en cuenta el clima de frustración, ansiedad y tristeza general, ¿cómo podemos afrontar el final de curso?
- Organiza tu agenda sin olvidar las limitaciones. Elabora un planning realista. Lo más probable es que el tiempo no te cunda igual que antes, así que no te vengas arriba añadiendo temas y temas a estudiar en el mismo día. Mejor calmado que saturado.
- Respeta tus horarios de sueño y de comida. Evita trasnochar o pegarte atracones de comida basura, ya que puede aumentar tu nerviosismo.
- Habla con alumnos de otros años. Aunque el tipo de examen sea diferente dada la situación, muchos profesores suelen repetir preguntas o elaborarlas de manera muy parecida año tras año. Habla con tus veteranos para que te aconsejen sobre cómo abordar la asignatura.
- No temas ser pesado. Si preguntas algo en el foro de tu universidad y te ignoran, vuelve a preguntar o manda uno, cinco o diez mails a tu profesor. Mejor ser insistente que quedarte con la duda.
- No es el momento de hacer sprints. Lo que hayas estudiado, estudiado está. Ahora no sirve de nada pegarte un palizón leyéndote un libro de 500 páginas en una noche. Sé inteligente y optimiza tu tiempo. Es mejor que busques en Internet apuntes más cortos, pero que recojan la información esencial.
- Haz algo de deporte en las horas en las que está permitido salir. Aunque sea dar un paseo corto, sal y despéjate.
- Evita distracciones innecesarias. Estando en casa es muy fácil que la mente se disperse cotilleando Instagram, jugando a algún juego de ordenador o viendo una serie en Netflix. Si eres incapaz de evitar todas estas distracciones, puedes instalar un bloqueador en tu móvil o en tu navegador de Internet, o pedir ayuda a tus padres o compañeros de piso.
- Olvídate del coronavirus durante estas semanas. Intenta no leer noticias o tweets sobre el coronavirus y la situación de alarma. Sí, es importante estar al día, pero la sobreinformación puede generar ansiedad y hacer que no nos concentremos en otras tareas.
- Busca asesoramiento en el sindicato de estudiantes. Es fundamental estar bien informado sobre tus derechos como estudiante. Aprovecha que muchos sindicatos tienen cuentas de Twitter e Instagram, y sígueles.
- Pide ayuda psicológica si lo necesitas. Es mejor acudir a un profesional a tiempo, aunque sea por videollamada. No dejes que se cronifique tu malestar, sobre todo si estás experimentando síntomas compatibles con depresión o ansiedad.