Desde el primer momento en el que el coronavirus entró en España los sanitarios se pusieron en alerta, y no ha habido un solo día durante toda la cuarentena en el que no hayan demostrado por qué son esenciales. Por eso decidimos salir a aplaudirles cada día a las 20:00h, porque, sin ellos, ahora no estaríamos entrando en la desescalada. Se han jugado su vida, su salud y se han privado de hacer vida normal junto a su familia o seres queridos para poder salvar vidas y curar al mayor número de personas posibles. Nerea es española y también es enfermera, pero trabaja en Berlín. Nos cuenta cómo han vivido la pandemia en su hospital y qué opina de sus compañeros de profesión en España.
Nerea tiene 28 años y trabaja en el área de geriatría en un hospital al sur de Berlín, capital de Alemania. A pesar de que este país también cuenta con un gran número de contagiados por coronavirus (más de 170.000 en este momento), y que ha experimentado un repunte en los últimos días, el número de fallecidos dista mucho de la cifra española. En Alemania no llegan a 8.000, mientras que en España ya se han superado los 27.000. Nerea vive entre estas "dos tierras", trabajando en un país que parece mantener a raya el virus mientras se preocupa por el país donde nació y en el que reside su familia.
"Al principio mirábamos a España desde aquí como "lo que iba a venir", con miedo al colapso de hospitales", cuenta Nerea, "nos preocupaban los números, lógicamente, pero ahora casi es peor cómo notas a los compañeros sanitarios o la policía de balcón. En España la gente está al límite, en plan olla a presión". De hecho, ya han comenzado las protestas por parte del colectivo sanitario en España para denunciar las situaciones que han vivido, desde contagios por trabajar sin protección adecuada (ya son más de 49.000 los profesionales de la salud contagiados) hasta desarrollar ansiedad y estrés postraumático.
En Alemania la sanidad no se colapsó, finalmente, y allí han vivido la pandemia bajo medidas menos estrictas: "para nosotros ha sido un semi-confinamiento. Mientras en España hubo un cierre total, aquí han tenido en cuenta la salud mental, para evitar aumento de suicidios, violencia doméstica... siempre se nos ha permitido salir a dar un paseo mantenimiento distancias de seguridad y cumpliendo las normas de higiene. Han confiado en los ciudadanos y ha funcionado, en su mayor parte", explica Nerea.
En el hospital en el que ella trabaja se han centrado en evitar el contagio y la propagación del virus entre los enfermos de edad avanzada. Las medias de prevención comenzaron a aplicarse a principios de marzo:"Hacemos test a todos los nuevos ingresos y las habitaciones dobles solo se permite un paciente", comenta, "y mascarilla quirúrgica para nosotros durante todo el turno y para los pacientes cada vez que salgan a las zonas comunes". En el caso de que algún paciente de positivo en el test, según Nerea, "recibimos las máscaras ffp2 y demás equipación".
Mientras que en España algunos sanitarios han tenido que trabajar desprotegidos y sin tener acceso a test si no presentaban algún síntoma claro, en Berlín, según cuenta Nerea "a todos los trabajadores que quisieron se nos hizo un test, a los que trabajamos en geriatría se nos anima encarecidamente, y pronto nos podrán hacer uno de anticuerpos".
Las comparaciones son odiosas, aunque Nerea opina que en España se ha hecho frente a la crisis "tan bien como se ha podido". Según su punto de vista, "el problema es el de siempre, que a diferencia del resto del mundo donde los políticos, da igual el color, han sabido trabajar juntos, en España la oposición solo ha sabido ya no criticar, sino tirar por tierra todo lo que se ha hecho, sin ofrecer mejores propuestas".