Anualmente, alrededor de 70 millones de personas se ven forzosamente desplazadas de sus hogares debido a situaciones bélicas, violencia, persecuciones y violaciones de los derechos humanos diarias. De esta cifra, 29 millones solicitan asilo en otros países, pero sólo 13 millones y medio lo consiguen.
Una de esas personas es Mouaz, un joven de 25 años nacido en Siria y, actualmente, refugiado en España. En 2011, al comenzar la guerra civil en su país, se dio cuenta de que en algún momento tendría que huir en busca de un futuro más estable y, sobre todo, más seguro. Hoy, con razón del Día Mundial del Refugiado, ha compartido con Yasss parte de su experiencia para visibilizar la situación de miles de jóvenes que han vivido, viven o vivirán lo mismo que él.
Cuando lees la palabra 'refugiado', ¿qué es lo primero que se te pasa por la cabeza? En televisión, en las redes sociales y en nuestras conversaciones informales la escuchamos, pero la inmensa mayoría desconocemos la situación que se esconde detrás del término.
Lo primero que debemos saber es que una persona refugiada no lo es por decisión propia. Nadie se despierta un buen día con ganas de dejar su país, su cultura, su casa, su familia y sus amigos. Son personas como tú, que lees estas palabras, o como yo, que las escribo. Sin embargo, por su raza, religión, nacionalidad, ideología política, género u orientación sexual, han sufrido una persecución constante, viendo su vida en peligro y tomando la difícil decisión de huir para salvarla.
Siria, el país natal de Mouaz, es sin duda el que sufre la situación más dramática desde hace nueve años, cuando estalló una guerra civil que a día de hoy sigue perdurando. "Todo comenzó el 11 de marzo de 2011, la guerra más grande y dura hasta la fecha", recuerda Mouaz.
"Al principio fue difícil de aceptar, pero para ser libres sabíamos que perderíamos amigos, familiares o incluso nuestro país en algún momento. Nuestros sueños no eran tan grandes; solo queríamos un país en el que pudiéramos pensar y vivir libremente, pero esto era solo una ilusión que nunca sucedería. Nos dimos cuenta de esto unos años después de que comenzase la revolución. Sabíamos que allí no podríamos seguir adelante. Sin embargo, siempre tuvimos la esperanza de que se acabase", relata.
El proceso para solicitar asilo y refugio fuera de Siria no fue precisamente fácil. "Fue realmente difícil porque por un lado lleva mucho tiempo, y por otro no sabes realmente si vas a ser aceptado como solicitante de asilo, o van a rechazarte. Siempre te sientes inestable e inseguro debido a esta situación".
Mouaz primero residió como refugiado en Grecia, pero decidió viajar hacia Barcelona, ya que conocía a gente en España que le informó sobre sus posibilidades y sus opciones de futuro en España. "Lo primero que tuve que hacer cuando llegué fue solicitar todo el papeleo para poder trabajar. En aquel momento no era 100% legal, así que tuve que usar algunos trucos para obtener estos documentos". Pese a todo el trámite burocrático, que sin duda fue lo que más chocó a Mouaz al llegar a España, consiguió regularizar su situación. "Sin mis amigos habría sido mucho más difícil", comparte.
España es el cuarto país de Europa con más solicitudes de asilo, concretamente 54.065 en 2018. Sin embargo, sólo se protege al 24% de las personas que piden refugio, lo cual supone 14 puntos menos que la media europea.
Al llegar aquí, lo que más preocupaba a Mouaz era no ser aceptado. "Me daba miedo no integrarme y que los demás me obligasen a cambiar. Sin embargo, esto nunca pasó. Sigo siendo yo mismo, más que nunca, y estoy rodeado de las personas más amables que podría imaginar".
En 2018, la organización Oxfam Intermón realizó en 2018 una encuesta sobre la opinión de la población española hacia las personas que buscaban refugio. Un 65% creían que había que modificar el sistema de asilo y la ley para proteger a quienes huyen de su país, evitando muertes innecesarias en la frontera. Sin embargo, otros se mostraban inseguros a raíz de los mitos y prejuicios hacia los refugiados.
En pleno 2020, dos años después de la encuesta, la situación ha cambiado y si bien el racismo sigue siendo una realidad, la integración, el respeto y la tolerancia cada vez pesan más. "Hay muchas opiniones sobre los refugiados. Al fin y al cabo, cada persona piensa de una manera. Normalmente saben que somos personas que necesitan ayuda, que hemos perdido nuestro país y todo lo que teníamos allí de repente. Por eso en general las personas nos ayudan", relata Mouaz. "Obviamente hay un grupo de racistas que no nos aceptan, pero en España no he experimentado racismo hacia mí. Me han hecho sentir muy feliz, cómodo y respetado. Además, me han ayudado en todo momento para que pudiese tener una vida nueva y mejor".
Actualmente Mouaz realiza un voluntariado en la ONG 'Open Cultural Center' a través del Servicio de Voluntariado Europeo, un programa destinado a jóvenes de entre 17 y 30 años que residen legalmente en Europa. Se les permite vivir hasta un máximo de 12 meses en otro país trabajando en una organización sin ánimo de lucro o en un organismo público.
Pese a que su vida ha cambiado drásticamente, sus metas siguen siendo las mismas que cuando vivía en Siria: "No creo que mis sueños hayan cambiado o que mis objetivos sean menos importantes ahora de lo que eran en Siria. Seguiré trabajando en ellos y los lograré tan pronto como pueda". "Sinceramente me siento muy orgulloso de mi mismo por lo lejos que he llegado y por todo lo que he conseguido", confiesa, y no es para menos, ya que su historia es un ejemplo de superación y, sobre todo, de esperanza.