Estoy pasando la cuarentena con mis compañeras de piso: respetar el espacio del otro es muy importante
Siempre he tenido buena relación con ellos pero no somos adivinos y no sabemos cómo afrontar de la mejor manera este reto
Hemos impuesto unas normas de convivencia que debemos cumplir siempre
El estado de alarma me pilló con dos compañeras de piso, la compra a medio hacer y mucha incertidumbre. La duda de cómo voy a aguantar quince, cincuenta o noventa días encerrado con personalidades muy distintas y no morir en el intento. Siempre he tenido buena relación con la gente con la que comparto piso en Madrid, pero no somos adivinos y no sabemos cómo afrontar de la mejor manera este reto.
C es psicóloga y N periodista, como yo. Con una llevo seis años en el mismo piso (sí, es mi relación más duradera) y con la otra casi unos tres. A la más veterana le gusta planificar hasta el más mínimo detalle y es una obsesa de la limpieza, mientras que la otra vive el día a día, le preocupa no poder salir a la calle y lucha cada instante por no caer en la ansiedad que puede producir el estar confinada. En cuanto a mí, diría que soy una mezcla de las dos. Soy el más abierto y el más permisivo. Eso sí, cuando tengo un mal día es mejor que crucemos las palabras necesarias.
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Cuando Pedro Sánchez compareció por primera vez e informó de la gravedad del asunto y que íbamos a pasar muchos días viendo a desconocidos desde las ventanas o yendo al supermercado lo menos posible, nos sentamos e impusimos unas normas de convivencia que debemos cumplir siempre, incluso cuando flaqueen nuestras fuerzas:
Crear una rutina diaria
Que nuestro día a día no gire en torno al coronavirus es muy importante para la salud mental, así que hicimos un planillo que cumplimos de lunes a viernes.
Nos levantamos, le decimos adiós al pijama, preparamos el desayuno, trabajamos desde el salón (es importante fuera de la habitación, que es el lugar de descanso), entrenamos juntos cada tarde y cuando llega la noche vemos series que enganchan lo más grande y que, aunque son muy malas (algunas), no podemos dejar de ver.
Entrenamiento después del teletrabajo
Cuando llega la hora de apagar el ordenador y apartarlo de la vista hasta el día siguiente, nos ponemos la ropa de deporte, sacamos las gomas, la esterilla, las toallas y hacemos el entrenamiento que corresponda a cada día. Yo, por ejemplo, nunca había hecho pilates y ellas son todo unas expertas. Me están poniendo tanto las pilas que estoy a punto de convertirme en la nueva Almudena Cid de lo mucho que he mejorado mi elasticidad. Echo de menos el spinning, me encanta el spinning, pero de momento he dado con la clave de seguir entrenando a pesar de permanecer tantas y tantas horas en casa.
Algún día contaré cómo es hacer 'burpees' en el pasillo de un humilde piso del centro de Madrid...
Maratón de series juntos y juegos de mesa para evadirse de la realidad
Cuando llega la noche no hace calor ni nos enamoramos, tal y como dice la canción. Ni siquiera abrimos las aplicaciones para ligar porque, ¿quién quiere darlo todo en este sentido en tiempos de coronavirus? Exacto. Nadie. Aunque es verdad que a la cena ya llegamos cansados de tanto teletrabajar y de entrenar, uno de nuestros hobbies es ver series. 'Cómo defender a un asesino', 'You', 'Hunters', 'Fleabag', 'The Mandalorian',... no se nos escapa ninguna.
Además de las plataformas de streaming, la compañera que es psicóloga nos ha recomendado que recuperemos juegos de mesa porque nos mantienen concentrados y, por tanto, no estamos pensando en otras cosas que sí hemos hecho a lo largo del día. Por eso, en la mesa del salón tenemos a mano la oca, el parchís y hasta el monopoly de 'Juego de Tronos'.
La cuarentena puede ser maravillosa, siempre que cumplamos unas normas y respetemos el espacio del otro
Si tienes un mal día, dilo
No somos Mr. Wonderful ni pretendemos serlo. Sabemos que tarde o temprano saldremos de esta situación, pero es inevitable que tengamos días malos. Eso sí, comunicación al máximo. Nos hemos pedido que cuando no nos apetezca bromas o lo veamos todo gris lo verbalicemos para poder evitar las discusiones banales de una mala respuesta, una mirada extraña o confrontaciones entre los otros dos que son simplemente invenciones del cansancio. ¿Lo cumpliremos? Espero que sí.
Respetar el momento de intimidad del otro
Es fácil: si necesito pasar un tiempo a solas, respétame. No tenemos que pasar juntos todas las horas del día ni todos los días de la semana.
No hay excusas: todos cumplimos con las tareas de casa
¿Y los fines de semana qué? Tiempo libre, pero la casa la tenemos que mantener más limpia que nunca. Real que nunca habíamos usado tanta lejía para desinfectar hasta aquel rincón en el que no habíamos reparado en años.
La cuarentena puede ser maravillosa, siempre que cumplamos unas normas y respetemos el espacio del otro.