El duelo emocional es un proceso por el que pasamos cuando sufrimos una pérdida. No se limita sólo a la muerte de un ser querido, sino a cualquier situación en la que se rompe el vínculo que tenemos con otra persona. A veces dicho nexo se parte por la distancia, como cuando dos amigos estudian en ciudades diferentes. En otras ocasiones, es por una ruptura amorosa. También puede suceder que discutamos con alguien y acabemos alejándonos. Sea como sea, provoca mucho malestar.
Kübler-Ross es un psiquiatra suizo que dedicó parte de su vida a estudiar el proceso del duelo emocional. Concretamente, desarrolló un modelo muy conocido llamado "las cinco etapas del duelo". Según este autor, todas las personas atraviesan cinco fases cuando tienen que gestionar una tragedia como la muerte de un ser querido o una enfermedad terminal. Algunos lo hacen en orden y otros tienen retrocesos o saltos entre fases. Por otro lado, la duración de todo el ciclo depende de las circunstancias y personalidad de la persona; hay quienes superan el duelo en pocos meses y otros necesitan un año o más.
Vamos a ver las diferentes etapas utilizando ejemplos sacados de mi labor como psicóloga:
Como habéis visto, son situaciones muy duras y difíciles de sobrellevar. Por eso Arturo, un estudiante de 17 años, me pidió ayuda. Su padre falleció en enero y se vio sobrecogido por las circunstancias, así que contactó conmigo vía mail:
"Hola Marina, quería pedirte ayuda psicológica.
Mi padre falleció hace un año. Llevaba mucho tiempo muy malito, no lo detectaron a tiempo y era un cáncer muy agresivo. Me cuesta hablar sobre esto.
Intentó luchar, pero casi desde el principio sabíamos que era una batalla perdida. Los pronósticos eran muy malos, lo que pasa es que toda la familia nos intentamos aferrar a ese 10% de posibilidades de que saliese bien.
Ahora yo estoy destrozado. Llevo un año así y no levanto cabeza. Estoy suspendiendo todo y encima estoy en segundo de bachillerato y no me puedo permitir malas notas porque tengo la selectividad a la vuelta de la esquina como quien dice. Ahora que ha sido el aniversario he vuelto a tener una racha de no querer salir de la cama.
Creo que no puedo arreglar esto yo solo, y me siento culpable pidiéndole ayuda a mi madre o llorando delante de ella porque bastante tiene ya. ¿Cuánto tiempo voy a estar así? ¿Qué puedo hacer? Es que no sé vivir sin él."
Arturo ha comenzado una terapia psicológica enfocada en superar el duelo emocional. ¿Cómo?
1. El primer paso es aceptar la pérdida
Cuando perdemos un ser querido intentamos protegernos del sufrimiento. Por eso negamos la realidad, intentamos quitarle importancia, o incluso practicamos el 'olvido selectivo' emborronando los recuerdos de nuestra vida en los que participaba la otra persona.
Hablar de la pérdida es muy positivo de cara a aceptarla. Al principio es muy duro, pero puede ayudar mucho compartir con alguien de confianza aspectos como la causa de la muerte, dónde estabas cuando te enteraste de la noticia, quién te lo dijo, cómo fue el funeral, etc.
2. No debemos reprimir nuestros sentimientos
Es normal notar un torbellino de emociones. Durante el duelo emocional las personas suelen reaccionar de dos formas: negando cualquier emoción o limitando su abanico emocional a la tristeza.
Hay muchos sentimientos que surgen durante este proceso más allá de la tristeza, y a veces nos cuesta reconocerlos. Por ejemplo, enfado, ansiedad, culpabilidad, soledad, impotencia, etc. Depende mucho de cada persona y de la relación que tenía con el fallecido.
3. Es normal sufrir un golpe de realidad al intentar llevar una vida normal
Cuando muere una persona nos damos cuenta de su papel en vida. Por ejemplo, Arturo sufre mucho cada vez que pasa por una tienda porque su padre trabajó allí cuando era joven. Esto era algo de lo que él no era consciente cuando su padre vivía. Todos los días pasaba por esa tienda y jamás se paró a pensar en que allí trabajo su padre. Sin embargo, cuando falleció, tuvo que cambiar la ruta para ir al instituto porque cuando pasaba por allí sufría ataques de ansiedad.
Es muy importante recolocar a la persona fallecida en nuestra vida. Durante este proceso, aprendemos que nunca vamos a poder reemplazarla ni olvidarla, pero que sí podremos vivir sin ella. Es importante no sentirnos culpables por ello.
Momentos especialmente duros
En el duelo hay ciertos momentos especialmente duros. Entre el tercer y el cuarto mes tras la muerte, la persona suele tener un bajón. También es normal experimentar ansiedad vacaciones y, obviamente, en el aniversario de la muerte como le sucede a Arturo. Por eso se recomienda anticipar estas fechas y normalizar los sentimientos negativos.
Mi recomendación es pedir ayuda profesional si el malestar se cronifica durante un año o más. Hay personas que superan el duelo psicológico en pocos meses, mientras que otras necesitan más tiempo. También nos encontramos personas que no necesitan ayuda de ningún tipo, y otras que no saben gestionar esto en solitario. Cada persona es un mundo y no tiene nada de malo pedir apoyo.