Sobre el pene hay tantos falsos mitos como datos contrastados (sobre su tamaño) que se mezclan en nuestra cabeza. Tenemos un imaginario plagado de leyendas urbanas y sesgos en torno al miembro masculino; y una cultura, a veces, tristemente falocéntrica para lo importante. Cuestiones como el tamaño del falo, la forma, la calidad del semen o incluso la relación directa entre la forma y la longitud de la nariz son terreno abonado para la especulación delirante sobre la idea de la masculinidad o la hombría.
De hecho, lo más probable es que alguna vez hayas oído esa teoría que relaciona el tamaño estándar del pene con las medidas de otras partes del cuerpo. ¿Es una falsa creencia o una realidad contrastada? ¿Poner la mano en forma de pistola te dirá cuánto te mide, o realmente te mereces una colleja por creer en este tipo de mitos falocéntricos absurdos?
Te damos algunos datos para que decidas de qué lado estás.
Empecemos primero por los datos con los que contamos desde 2014, año en el que aparece un estudio publicado en ‘Asian Journal of Andrology’ por un equipo de urólogos surcoreanos. Dicha publicación rubricó con base científica lo que, hasta ese momento, solo era otra leyenda urbana más que trataba de relacionar el tamaño del pene con alguna otra cosa (los dedos de la mano, el vuelo de las aves en primavera o la forma de sentarse en el autobús).
El estudio se realizó entre 150 hombres surcoreanos mayores de veinte años, todos ellos pacientes hospitalizados a punto de someterse a una operación por problemas urológicos. Según Denise Brooks, del Departamento de Biología del Skidmore College de Nueva York, el estudio tiene una cierta importancia porque es el primero en vincular estas medidas con una base fiable, aunque matiza algo sobre el origen étnico de estos participantes. Los asiáticos tienen, de media, penes más pequeños, de modo que los resultados del estudio no son del todo concluyentes frente a los penes de personas de otro origen racial.
Los científicos surcoreanos estudiaron la estatura y el peso de estos pacientes y tomaron también las medidas de sus penes y sus dedos. Suena a fiesta de cumpleaños deliciosa, sin duda. Entre los resultados, hallaron una relación directa entre la altura y el tamaño del pene en estado flácido. Sin embargo, fue la ratio de los dedos de la mano, anular e índice, la que indicó más acertadamente la longitud de todos esos miembros masculinos.
En palabras de Tae B. Kim, que coordinó la investigación: "Pensamos que los niveles de testosterona prenatal podían tener algo que ver con la longitud del pene y, por tanto, dado que la formación de los dedos también está influida por esta hormona, igual estos también jugaban un papel determinante".
El hallazgo más importante de dicha publicación establece una conexión directa entre la ratio de los dedos anular e índice (mírate la mano: el segundo y el cuarto) y los centímetros del pene. Cuanto más corto sea el anular frente al índice, más largo será el miembro, según los resultados del estudio. Sencillo, y demoledor, para todas aquellas personas que decidan confiar a pies juntillas en esta teoría (aparentemente) fiable.
De acuerdo con Brooks, no era la primera vez que este factor físico cobraba relevancia para estudiar la relación entre la longitud de los dedos de la mano y el pene, ya que estas mismas medidas de nuestros dedos habían sido utilizadas previamente en otros estudios. Incluso se ha llegado a establecer una relación entre la ratio de algunos dedos y la probabilidad de sufrir cáncer de próstata, de mama o un ataque al corazón.
La explicación de los científicos se centra en los andrógenos y, sobre todo, en la testosterona, cuya producción es un factor clave para el crecimiento normal del miembro masculino. En el periodo de gestación, paralelamente al aumento de los niveles fetales de andrógenos, se forman otras estructuras como los dedos. De acuerdo con este grupo de científicos, si se producen unos niveles testiculares de testosterona elevados durante la gestación, lo más probable es que nuestro pene sea más largo.
Antes de obsesionarte con tus dedos o, peor aún, caer en la tentación de analizar los de tu próxima cita Tinder y recibir una orden de alejamiento, piensa que, en lugar de preocuparte por el tamaño del pene, sería más útil (y divertido) centrar tus energías en usarlo bien. ¿O de verdad querrías un falo como el de Fernando vii y sus famosos problemas de alcoba?