Un error bastante común que cometemos al limpiar nuestro baño es olvidarnos de la escobilla, algo que puede hacer que se genere un nido de gérmenes, bacterias, y otros elementos indeseables como el mal olor debido a la constante humedad. Aunque no sea la tarea más apetecible del mundo, es importante saber que se tiene que mantener perfectamente desinfectada.
Diversas webs especializadas aseguran que el mejor momento para hacerlo es justo después de usarla, pero si en ese momento no puedes, recomiendan hacerlo mínimo una vez a la semana, a la vez que se limpie el baño en profundidad.
Hay muchas cosas que limpiamos mal y no lo sabemos, por lo que es importante saber qué productor utilizar para cada ocasión. En este caso particular, se puede desinfectar de distintos modos. Uno de ellos es utilizar el producto estrella para el baño: la lejía. Puedes hacerlo rociándo la escobilla con lejía y aclarándola con agua o utilizando la propia escobilla para limpiar el inodoro y después dejarla en remojo con la propia lejía en el interior del WC, para después solo aclararla un poco y tenerla lista y desinfectada.
Como siempre, hay muchos trucos de limpieza distintos, y otras opciones igual de válidas que esta, como puede ser utilizar un limpiador específico que venden en cualquier supermercado, o la mezcla de vinagre blanco y bicarbonato de sodio, también para dejar en remojo un tiempo y lograr la higiene perfecta.