En un año hay tiempo para que pasen muchísimas cosas. Y más en un año como 2020 y este comienzo de 2021. No tenemos que explicarte todo lo que ha sucedido porque lo sabes bien. Ha cambiado la forma en que vivimos, la manera en que trabajamos, las estrategias para buscar, por desgracia, nuevos empleos. Ha cambiado nuestra rutina a la hora de hacer deporte, de ir al cine o al teatro, de tomarnos unas cañas, de tener citas y de tener sexo. Ha cambiado cómo cuidamos de nosotros mismos, de nuestros mayores, de nuestros pequeños.
Y ha cambiado, por supuesto, nuestra vida social, nuestras relaciones, nuestros amigos. Incluso en este aspecto nos ha transformado la fatiga pandémica, ese término tan de moda en las últimas semanas. Desde el pasado marzo, nos hemos alejado, nos hemos echado de menos, hemos retomado viejas amistades, hemos hecho videollamadas, nos hemos reencontrado, nos hemos vuelto a alejar y hasta nos hemos cogido un poco de manía, porque se está muy bien en la seguridad del hogar.
Pero, ¿volveremos de esta situación? Hoy charlamos con la psicóloga Leticia Galeón sobre todo lo anterior: cómo la crisis sanitaria ha revolucionado nuestro círculo cercano, nuestras amistades (y hay para bien y para mal). Cómo sortear el hastío y la ansiedad social y cómo encontrar de nuevo la motivación para seguir trabajando nuestras relaciones en un momento en que lo vemos todo negro.
Partiendo de la premisa de que cada uno somos un mundo y tenemos situaciones diferentes, Leticia afirma que "ha observado cambios diversos y además muy contrarios”. Nuestras relaciones han variado en un espectro comprendido entre los dos siguientes extremos: “Por ejemplo, ha habido gente que con su círculo social ha tenido menos contacto, por supuesto físico, pero además de teléfono, WhatsApp, redes sociales, y también hay quien ha vuelto a retomar lazos. Y eso lo ha dado la crisis sanitaria. Sobre todo en la primera parte del confinamiento, en la que teníamos tanto tiempo libre y tan pocas cosas a las que agarrarnos que se han reforzado y restaurado relaciones”.
Seguro que, entre todas las videollamadas que tuviste el pasado marzo y abril, algunas de ellas fueron con antiguos amigos. Podríamos decir que hay dos grandes beneficiados: las personas que forman parte de nuestra vida actualmente y de las que no nos queremos separar, y viejos amigos que han vuelto a nosotros aunque sea virtualmente.
“La gente importante sigue ahí y va a seguir ahí, ya que son relaciones bidireccionales. Probablemente alguien que es importante para ti también te tiene como alguien importante, y se hace un esfuerzo común para seguir vinculados. Será más o menos fácil, pero quien quiere mantener una relación estrecha, puede. Y no de forma física necesariamente. Lo veo en mi círculo, en mí misma, en mis pacientes. La gente ha podido mantener más contacto que antes con personas que están lejos porque la pandemia les ha unido”, asegura Galeón.
Todos sabemos, eso sí, quiénes han sido los grandes damnificados: los “conocidos”, gente a la que tal vez no confiaríamos nuestras intimidades pero que son importantes para pasarlo bien, salir de fiesta, hacer viajes, conocer a otras personas… “Es cierto que se ha creado un filtro, porque no podemos mantener las mismas relaciones ni con la misma calidad, pero no creo que sea algo negativo, porque es algo que si se quiere, se puede hacer. Cuando todo esto mejore, quien quiera reencontrarse con alguien o retomar contacto lo puede hacer. Tenemos tantas ganas de reconstruir nuestra vida social que probablemente se dará de una manera fácil, natural y positiva”, apunta.
Leticia Galeón da lugar a la esperanza incluso cuando hablamos de la fatiga pandémica. Que, por supuesto, también nos afecta en las relaciones con nuestros amigos. ¿No te da a veces pereza salir de casa para hacer planes un tanto ortopédicos a causa de las restricciones, o sabiendo, por ejemplo, que las conversaciones van a girar en torno a la crisis sanitaria? “Se ha generado un hastío y cansancio emocional en todos los ámbitos, porque esto afecta a nuestro estado de ánimo, nuestro humor, e influye en nuestro día a día, de la forma en que nos peinamos a la que nos relacionamos. Esa apatía incide en lo poquito que podemos hacer en lo social, ya sea física o virtualmente, y hace que perdamos las pequeñas oportunidades y que se mermen bastante nuestras relaciones”.
A esa apatía hay que darle espacio, hay que conversar con ella, porque, por suerte, lo cierto es que no nos hemos vuelto tan inhábiles en lo social. “Lo que observo es que tenemos tanta necesidad de tomar un respiro que, aunque hay una afección emocional generalizada, cuando hay una posibilidad de hacer algo a nivel social, la gente se agarra a ello. Con resignación, con queja, con pesadumbre, pero es eso o nada. Estamos necesitados, llevamos mucho tiempo así y el hartazgo se nota”.
Respecto a eso, Leticia nos da algunos consejos de diálogo interno. “Hay que tener como punto de mira que esto en algún momento tiene que acabar. No es la primera pandemia que ocurre en la faz de la Tierra, y por suerte hoy contamos con muchos más medios y adelantos. Pero pensar en esto cuando llevamos un año cuesta más, se ve más lejos. Algo muy importante es centrarnos en el día a día. Ver qué podemos hacer dentro de las restricciones y las posibilidades”, recomienda.
“Se pueden hacer muchas cosas. No todas las que queremos, pero sí muchas. Estar en el presente significa vivir cada día. Mucha gente se centra en el por qué y para mí la clave es centrarnos en el cómo. Cómo puedo hacer este día más agradable para mí. Podemos intentar algo nuevo, reforzar algo nuevo, plantearnos pequeñas metas o retos. Las restricciones son cambiantes y de vez en cuando nos dan respiros”. Pensemos en la importancia de las rutinas (respetar los horarios de actividad y descanso) y de las aficiones (realizar ejercicio y actividades que nos hagan sentir bien).
Y volviendo a lo que nos preocupa hoy, nuestros amigos y nuestro entorno social, ¿qué podemos hacer para no perder la motivación? “Centrémonos en las posibilidades que tenemos. A lo mejor no podemos quedar con todo el mundo físicamente, pero sí tener contacto, llamarnos, escribirnos, hacer videollamadas… Y pensemos en quienes son verdaderamente importantes”. Puedes, por ejemplo, celebrar cumpleaños y fechas señaladas, aunque sea con algún detalle a distancia. Los picnics son planes asequibles y seguros, siempre que sigas las recomendaciones institucionales.
¿Y qué hay de las nuevas amistades? “Mucha gente lo está haciendo a través de redes sociales y plataformas de ligue. Hay que tener cuidado, porque no deja de ser un riesgo, pero veo que esto se ha disparado bastante, porque no hay posibilidades de conocer a nadie en casi ningún ámbito”. Ten en cuenta también lo que decíamos antes: los hobbies. Tal vez en el gimnasio o en las clases de baile puedes conocer a alguien. Lo importante, siempre, siempre: precaución y responsabilidad.