Menos mal que sé que no estoy sola en esto, porque si solo me hubiera ocurrido a mí, estaría un pelín desesperada. Pero como es mal de muchas, me da la sensación de que me siento un poquito mejor. Y es que, ¿no es un poco raro que una persona con la que hablaste mucho/quedaste durante un tiempo y que desapareció, vuelva, de repente, sin venir a cuento, y se presente como si nada con un simple "hola, ¿qué tal?".
Yo también he desaparecido de la vida de otros de la noche a la mañana, aquí nadie está libre de pecado. Sí, he hecho ghosting, esa forma de dar carpetazo a las relaciones, sentimentales o no, de la que se ha hablado mucho últimamente, y con razón, ya que no es la mejor manera de cerrar algo con alguien. Sin embargo, nunca se me habría ocurrido volver a llamar a esa puerta que yo misma cerré al salir. Por ver si seguía entreabierta. Por eso me cuesta tanto entender a las personas que sí lo hacen.
Así que me pareció buena idea hacer un llamamiento a través de mi cuenta de Instagram a todos esos hombres que alguna vez habían hecho algo así. No quería señalarlos, no quería juzgarlos. Solo quería entenderlos. Como a mí me sentaba tan mal ese "hola, ¿qué tal?" salido de la nada, necesitaba saber si el problema lo tenía yo, que era una borde a la que no le gusta ser saludada, o el problema lo tenían ellos, que se comportaban de un modo un poquito egoísta ya que aparecían y desaparecían a su antojo sin tener en cuenta a la otra persona.
Precisamente por este tipo de comportamiento a los que suelen hacer esto se los conoce como 'tíos Guadiana'. Las nuevas formas de ligar también han dado pie a nuevos comportamientos y, por supuesto, nuevos nombres con los que designarlos. Mientras que en Estados Unidos, país que vio nacer a Tinder (una de las apps que ha revolucionado el mundo de las citas), a eso de desaparecer y volver después de un tiempo se le llama breadcrumbing, en España somos más poetas y usamos una metáfora para identificar a esa gente que saluda después de meses sin hablarte con uno de nuestros ríos más importantes, que también desaparece y vuelve a aparecer en una parte de su recorrido hacia el mar.
Para mi sorpresa, a mi llamamiento en Instagram para que los chicos me explicasen el motivo por el que se habían comportado así en algún momento me respondieron, en su mayoría, chicas que se quejaban de que también les había pasado algo similar y les había resultado tan incómodo como a mí. De verdad que me alivió verme acompañada en esto.
No obstante, algunos chicos sí se animaron a darme una explicación. Comparto algunas de ellas manteniendo su identidad anónima:
"Yo creo que quien hace eso sabe que tiene la puerta medio abierta y le va a costar menos conseguir algo contigo que con una persona nueva. Probablemente sea mero interés sexual. Y como no le cuesta nada volverse por donde ha venido pues si cuela bien, y si no, pues a otra cosa".
"Creo que es una cuestión de madurez, de falta de madurez. Los críos cuando empiezan a tener conciencia de sus propias cagadas, y movidos por una agobiante necesidad de redención, tienden a intentar vivir en un mundo imaginario donde el tiempo se ha parado justo antes de la cagada. Ven a sus padres cabreados e intentan hacer como si nada, necesitan que estén como siempre, así que borran la cagada y sus consecuencias de su universo. Creo que es lo que ocurre con los del "hola, ¿qué tal?". Buscan esa redención, pero su inmadurez no les deja afrontar las cosas de otro modo".
"Ganas de ego, para ver si la otra persona contesta. Lo mejor es hacer como si nada, mejor no responder o pedir explicaciones".
Entre todas las mujeres que me contestaron contándome sus historias con los "hola, ¿qué tal?" de tíos que pasaron de ellas, hubo una que me guió hacia la solución. ¿Cómo no va a ser buena la sororidad y el compañerismo entre mujeres? ¡Juntas somos tremendas! Tan tremendas como para encontrar la respuesta a una de las grandes preguntas de las relaciones en la actualidad.
¿Por qué los 'tíos Guadiana' se comportan así? Según explica la psicóloga especializada en terapia de pareja Susana Ivorra, ese "hola, ¿qué tal?" que a ti te llega salido de la nada es un ping. Técnicamente, "un ping es una utilidad que comprueba el estado de la comunicación del anfitrión local con uno o varios equipos remotos de una red", comenta.
¿Y cómo traducimos esto al campo de las relaciones más íntimas? Explica Ivorra que a veces las personas también envían un ping para comprobar cómo están las cosas. No hay que darle muchas vueltas, es una pregunta literal: ¿cómo estás?, o, más bien, ¿cómo estás tú respecto a lo nuestro? Una forma fácil de averiguar si hay mal rollo por tu parte o las cosas están mejor sin tener que dar la cara.
"Quien se esconde detrás de un ping es una persona con miedo al rechazo, que evita el conflicto porque no sabe gestionarlo. Y a veces esas personas son unos caraduras y otras veces son simplemente personas a las que les faltan habilidades sociales", escribe la psicóloga en un post de su cuenta de Instagram.
La recomendación que da Susana Ivorra es que si eres tú la persona que recibe el ping, seas consciente de lo que está ocurriendo en realidad y decidas si vas a entrar otra vez en ese juego o prefieres ir de frente (contestar a ese hola qué tal con un "no muy bien, me molestó que desaparecieras sin dar explicaciones y ahora ha pasado el tiempo y he perdido el interés en ti", por ejemplo); y si eres la persona que envía esos ping (que no es solo cosa de hombres, las mujeres también lo hacen), "plantéate aprender un poco de habilidades sociales, de asertividad, y a relacionarte de manera más sana".