Soy una mujer, estoy gorda y es verano. Desde mi punto de vista, lo raro sería que saliera a la calle con un jersey de lana de cuello vuelto. Sería algo, incluso, peligroso, dado que estos días estamos en plena ola de calor. Pero que vaya a la playa o a la piscina y lleve puesto un bikini o un bañador no debería llamar la atención a nadie. De hecho, si de mi frase de presentación eliminásemos la palabra "gorda" esto ni siquiera sería algo de lo que hablar: soy mujer y es verano. Me pongo el bikini y me voy a la piscina. Si no eres Úrsula Corberó o cualquier otra celebrity, esto no le interesaría a nadie.
Cuando estás gorda todo tu estar en el mundo se reduce a tu cuerpo. Eres una gorda haciendo deporte, eres una gorda yendo de compras, eres una gorda acudiendo a la consulta del médico, eres una gorda con pareja y eres una gorda en la playa. Si el cuerpo de la mujer, en la sociedad occidental, capitalista y patriarcal en la que vivimos ya era de dominio público en cuanto a que cualquier persona, fuera hombre o mujer, estaba validado para hablar de cómo debe ser la piel de una chica, cómo debería cuidar su pelo, qué debería vestir, cuánto debería medir, y qué tipo de ropa interior es más adecuada en cada momento de su vida, etc., el cuerpo de una mujer gorda es, directamente, algo que necesariamente se debe comentar. Al parecer, es un derecho fundamental hablar de lo gorda que está cualquier mujer gorda, no sea que no se haya mirado nunca al espejo y todavía no se haya dado cuenta.
Por otro lado, gorda es algo que la mayoría de la gente no quiere estar. Hay toda una industria millonaria creada alrededor de la delgadez, además de un sistema de ideas que nos hacen creer que lo delgado es sinónimo de éxito y que la gordura tiene que ser un estado pasajero, un momento de tu vida en el que te dejaste, te despreocupaste, te pasaste o, la única opción aceptada, sufriste una enfermedad, un estado que tiene que ser corregido, porque "lo normal" cuando estás gorda es intentar perder los kilos que te sobran.
Y si adelgazar o estar delgada es sinónimo de éxito, no hay que ser muy listo para entender que las gordas son un fracaso. Este es el germen de esas preciosas flores, palabras bienintencionadas con un trasfondo chungo, que te echa la gente que te dice "qué valiente eres" cuando ve una foto tuya en la playa en bañador.
¡Pero si no había tiburones en el agua! ¡Nadie estaba ahogándose y yo no me lo pensé ni un segundo y me lancé al mar para salvarlo! No cometí ningún acto de valentía. Solo estaba de vacaciones, fui a la playa y, como no practico el nudismo, me puse un bañador.
¿Entonces? ¿Por qué algunas personas creen que soy una mujer valiente por hacer lo que hice? Porque la playa, la piscina y el verano son el hábitat por excelencia de los cuerpos; porque cuando hace calor tienes que ponerte poca ropa y ya no puedes "disimular" tus muslos gordos, tus michelines o cualquier otra parte de tu cuerpo que no se ajuste al canon de belleza occidental. Porque en la playa o en la piscina estamos obligados a mostrar nuestros cuerpos. Y nadie querría lucir su fracaso a plena luz del sol, ¿verdad? Por lo tanto, las gordas que van a la playa como si nada, son valientes porque, aun con sus carnes decepcionantes, fallidas, disfrutan de aquello que, en las revistas, en la tele, en las películas y en los anuncios solo está reservado para las delgadas. Se atreven, por eso son valientes.
Pues yo creo que no. Creo que no hay nada más canónico que darse un bañito en verano. Y también creo que aquellas personas que ven valentía en un acto tan cotidiano lo que realmente no están viendo es que tienen instaladísima y actualizadísima la relación gordura = mal, es decir, tienen la gordofobia tan interiorizada que no pueden entender que se pueda vivir sin miedo a enseñar tu cuerpo aunque no sea como el de las fotos con bien de photoshop que les hacen a las modelos que estamos tan acostumbrados a ver en todas partes.
Pero también creo que sí. Creo que el hecho de disfrutar públicamente de algo que, según las normas no escritas de nuestra sociedad, está reservado a personas felices, exitosas, famosas y perfectas sin haberte "sacrificado" (el sacrificio de hacer dieta y ejercicio, la fórmula mágica para perder todos y cada uno de los kilos que le sobran a cualquier persona) es prácticamente activismo. Es la conquista de un espacio social que estaba reservado a aquellos que cumplían las normas. Es ser consciente de que vas a llamar la atención, y que no te importe demasiado o que lo hagas precisamente por eso. De esta forma, sí sería algo valiente.
Atreverte a ser juzgada, a ser cuestionada, o incluso ser insultada por hacer lo mismo que hacen otras personas es, desgraciadamente, algo que muchas personas todavía no pueden hacer. Porque se han dejado convencer de que toda su persona y personalidad se reduce al cuerpo que habitan, y que el número que marca la báscula es inversamente proporcional a su valía.
Gracias a movimientos como el body positive, la diversidad de cuerpos cada vez es más visible y, en consecuencia, cada vez son más las mujeres (que son quienes sufren más opresión sobre su físico) que viven su vida desde la aceptación en positivo de sus cuerpos, en oposición a tantos años de mensajes negativos que habíamos escuchado de cualquier persona y en cualquier medio de comunicación desde el momento en el que empezamos a pesar un poquito más de lo que se consideraba aceptable.
Si eres de los que, mientras lee esto, no ha podido evitar pensar en la salud, te diré que estoy de acuerdo contigo. Nadie puede decir que el sobrepeso o la obesidad sea algo bueno para la salud general de una persona. Por eso espero que tú estés igual de acuerdo conmigo en que dejar de hacer algo que quieres hacer (como ir a la playa en verano) por miedo a ser señalada, juzgada e insultada, tampoco tiene nada de sano. Estamos los dos del mismo lado ;)