El viernes 13 no sólo es el título de una película de terror, sino también el Día Internacional de los Trastornos del Sueño. Cuando pensamos en esta problemática, lo que a la mayoría se nos viene a la mente es el insomnio, la somnolencia, el sonambulismo o las pesadillas. Sin embargo, hay otros trastornos más desconocidos que afectan a gran parte de la población. Uno de ellos es la apnea del sueño, y para aprender más sobre esta problemática hemos preguntado a David, un chico de 27 años que fue diagnosticado tras sufrir un accidente de coche.
Al principio pensaba que la apnea del sueño era algo rarísimo, pero cuando me la diagnosticaron me di cuenta de que en casi todas las familias hay un caso o dos. Aun así, yo nunca había oído hablar del tema hasta que tuve un accidente de coche.
Desde los 15 años o así yo roncaba, sobre todo cuando me quedaba dormido boca arriba. También influía mucho que siempre estaba con catarro y mocos. En invierno por el frío y en primavera por la alergia. Tampoco le daba importancia porque cerraba la puerta de mi habitación y no molestaba a nadie, pero en la universidad empezó a ser un problema. De todos modos, salvo alguna broma de mis compañeras de piso, no era algo que me afectase mucho.
A los 25 años tuve mi primera relación seria, y desde el principio mi novia me decía que roncaba mucho, que me lo tenía que mirar. Ella tenía el sueño muy profundo y no le molestaba, pero se asustaba porque a veces roncaba a lo bestia. Tampoco le di muchas vueltas y lo dejé pasar.
El verano del año pasado me empecé a notar físicamente mal. Iba a trabajar y estaba cansado, también me notaba mareado y cuando me despertaba era como si no hubiese descansado del todo. Pasaron las semanas y un día con el coche de camino al trabajo tuve un accidente. Perdí el conocimiento durante unos segundos y cuando lo recobré me había estampado contra una farola. Por suerte no le di a ninguna persona ni a ningún otro coche, pero fue un susto tremendo.
La gente empezó a acumularse alrededor preguntándome si estaba bien y alguien llamó a una ambulancia. Estuve en el hospital unos cuatro o cinco días, no recuerdo muy bien. No tenía ninguna lesión ni golpe porque iba muy despacio, pero querían saber qué me había pasado.
Tras muchas pruebas me dijeron que tenía apnea del sueño. Yo me asusté mucho porque no sabía lo que significaba eso y me puse en lo peor. Al parecer por la noche tenía pausas respiratorias en las que no me llegaba oxígeno al cerebro. Me dijeron que tenía que utilizar una máquina con una mascarilla que lo que hace es aportar oxígeno constantemente.
Empecé a utilizarla y me resultaba tan incómoda que volví al médico para ver si había otros tratamientos. Me dijo que lo único que podía hacer era bajar de peso, y mientras tanto tenía que seguir usando la máquina. Eso hice. Adelgacé no por estética, sino por poder dormir bien, y dentro de tres meses tengo un estudio del sueño para valorar si sigo necesitando la máquina. Cruzo los dedos para que no.
La apnea del sueño es un trastorno causado por una obstrucción en las vías respiratorias mientras dormimos. En consecuencia, los niveles de oxígeno sufren caídas transitorias y el dióxido de carbono puede acumularse en nuestro organismo, afectando a nuestra salud gravemente. Además, el sueño se vuelve muy superficial y no logramos descansar, experimentando somnolencia diurna, sensación de agotamiento e incluso mareos.
Las causas de la apnea del sueño son múltiples, por eso es importante ponernos en manos de un médico para que encuentre la raíz de nuestro problema:
Para confirmar que padeces apnea del sueño no basta con roncar y estar cansado durante el día, es necesario que te realicen una polisomnografía. En otras palabras, un test que registra la respiración, el ritmo cardíaco, la actividad cerebral y muscular, y los niveles de oxígeno en sangre mientras dormimos. ¿Qué resultados tienen que salir para que te diagnostiquen apnea obstructiva del sueño?
Si sospechas que padeces apnea del sueño, cuéntaselo a tu médico de cabecera para que te derive a un especialista.