Cinco trucos que uso para rebajar la ansiedad social cuando estoy en una fiesta
Prácticamente todos nos ponemos nerviosos cuando tenemos que hacer una exposición delante de gente, pero las personas que sufren Trastorno de ansiedad social van un paso más allá. Situaciones sociales como hablar en público, comer siendo observados, preguntar algo al dependiente de una tienda o mantener una conversación con alguien en clase les provocan un malestar terrible. En consecuencia, experimentan ataques de pánico, dejan de ir a clase, se sienten terriblemente ansiosos, su vida de pareja, familiar o social empeora y ven afectado su trabajo o estudios.
Teniendo en cuenta que vivimos en un entorno social, sentir miedo ante estas situaciones es muy incapacitante. Por eso es importantísimo pedir ayuda profesional. La terapia psicológica para el Trastorno de ansiedad social es eficaz, aunque a veces el proceso pueda ser un proceso duro o largo.
De eso nos viene a hablar Cloe. A sus 15 años sufrió una crisis de pánico en el instituto y fue diagnosticada de Trastorno de ansiedad social. Desde entonces han pasado 2 años y ha querido compartir cómo fue su experiencia, pero sobre todo qué trucos le ayudaron a sobrellevar el trastorno.
"Soy Cloe, tengo 17 años y hace dos años fui diagnosticada de Trastorno de ansiedad social o Fobia social. Aunque nunca he sido tímida y siempre me ha gustado hablar con la gente, en 4º de la ESO empecé a sentir cosas raras cuando estaba rodeada de personas. Fue un año un poco duro para mí, quería sacar buenas notas y mis padres me estaban presionando para ser la mejor. Iba al instituto, a clases particulares y al conservatorio, y de repente me derrumbé.
Me daba mucho miedo hacer algo mal delante de otras personas. Creo que era tan exigente conmigo misma que la presión me superó. Sólo recuerdo que un día estaba en clase de inglés haciendo una exposición y me empecé a marear. Me tuve que tumbar en el suelo, me faltaba el aire y tenía el corazón a mil por hora. Todos me miraban y eso me puso más nerviosa. El profesor no sabía qué estaba pasando así que llamaron a una ambulancia.
En el hospital me hicieron varias pruebas para descartar cualquier cosa física, pero después me dijeron que era algo mental y me dieron cita con el psicólogo de la seguridad social. Al final mis padres buscaron un psicólogo especializado en adolescentes y fui allí durante 2 años. Al principio iba una vez a la semana. Desde hace un año voy una vez cada tres meses más o menos para evitar recaídas.
En este proceso he aprendido muchas cosas y ahora mismo estoy prácticamente al 100 por 100, pero cuando estuve peor dejé el conservatorio, me bajaron las notas y estuve un tiempo sin salir. Por suerte ya vuelvo a vivir la vida de una persona de mi edad.
Hay una cosa que a mí me sigue dando un poco de ansiedad y son las fiestas, pero mi psicólogo me enseñó algunas cosas que me han funcionado.
1. Poner nombre a mis sentimientos. Creo que lo más básico cuando me encuentro mal es saber por qué estoy así y poder ponerle nombre. Muchas veces somos incapaces de expresar como nos sentimos: estamos bien, mal o regular. Mi psicólogo me enseñó una cosa llamada "rueda de las emociones" y gracias a ella me conozco mucho mejor.
2. Fijarme en detalles ajenos a mí. Cuando me da una crisis de pánico suele ser porque me centro mucho en lo que estoy haciendo. Es bastante irónico, pero me rayó porque pienso que se nota que me estoy rayando. En cuanto noto que empiezo a preocuparme me fijo en cosas que están fuera de mí. Por ejemplo, cuento el número de gente que hay en el bar, busco personas que lleven una prenda azul… Cualquier cosa que me sirva para distraerme hasta que se me pase la ansiedad.
3. Hacer listas de preguntas. Como a veces me quedo en blanco por la ansiedad, antes de salir de casa preparo una lista con 10 o 20 preguntas y luego las voy haciendo a lo largo de la noche. Intento escribir preguntas que no se respondan con sí/no. Es decir, busco preguntas que den pie a una conversación más larga.
4. No huir cuando me encuentro mal. Mi psicólogo me enseñó una cosa y es que cuando yo tengo ansiedad en una fiesta y me voy, aprendo sin darme cuenta que huir es la solución correcta. Lo que tengo que hacer es aprender a calmarme dentro de la fiesta y una vez este calmada ya decido si me voy o no. No tiene nada de malo irte a casa si no te lo estás pasando bien, pero no podemos usar la huida como una solución siempre, porque no lo es.
5. Aceptar mis sentimientos desagradables. Una vez mi psicólogo me contó una metáfora que me gustó mucho. Me explicó que a veces sentir ansiedad es como entrar en arenas movedizas. Cuanto más te esfuerzas para salir de ese estado, más te hundes. Por eso a veces hay que aceptar que tenemos sentimientos desagradables, que forman parte de la vida y que de ansiedad no te puedes morir.
Y un consejo extra es ser sincera con mis amigos. Ellos saben que he sufrido un Trastorno de ansiedad social y que a veces me pongo mal. También se dan cuenta cuando, por ejemplo, me pongo a contar baldosas en una fiesta para distraerme. Al final ellos son mi apoyo principal, porque se esfuerzan para que me distraiga y para que esté cómoda siempre. Por eso si estás pasando por lo mismo que yo te animo a que se lo digas a tus amigos.
Para aprender a utilizar estas técnicas y recibir tratamiento cualificado es necesario un psicólogo. Pide ayuda profesional.