Llevo unos días con ansiedad y no sé si debo preocuparme y buscar ayuda

  • La ansiedad normal y la ansiedad patológica no son lo mismo, debemos aprender a diferenciarlas

  • Si tu ansiedad te genera malestar, no esperes para pedir ayuda a un especialista

Todos hemos experimentado ansiedad alguna vez en nuestra vida como síntoma aislado, el problema es cuando esta emoción se vuelve demasiado frecuente e intensa o las preocupaciones son irracionales. Llegados a ese punto debemos valorar un aspecto clave para saber si hay que pedir ayuda: ¿Puedo gestionar la situación por mi cuenta? ¿Tengo las herramientas para solucionar este problema? Si la respuesta es no, lo apropiado es ponerse en manos de un psicólogo, tal y como ha hecho Víctor, un chico de 23 años que ha contactado conmigo en busca de ayuda. Hoy analizaremos su caso a fondo.

Víctor acaba de terminar un máster y está haciendo unas prácticas en, palabras textuales suyas, "el trabajo de sus sueños". Curiosamente, ahora que las cosas van tal y como él quiere, ha comenzado a experimentar ansiedad. Tras unas cuantas semanas arrastrando malestar, se ha puesto en contacto conmigo para ver si la situación es grave o no. Este es su caso:

"Hola Marina. Quería pedirte ayuda porque desde hace tres semanas o así me siento un poco mal, supongo que es ansiedad. Nunca había experimentado algo así y no sé si es normal en mi situación o qué pasa. Te cuento…

He acabado el máster y he empezado unas prácticas pagadas en una empresa que me gusta muchísimo. Se podría decir que es el trabajo de mis sueños. También tengo novio, unos compañeros de piso con los que me llevo genial y una familia que me apoya. Pues sin saber muy bien por qué, he empezado a tener ansiedad.

En el trabajo me rayo muchísimo pensando que hago las cosas mal y le doy mil vueltas a las cosas. No sé, es como que de cualquier tontería hago un mundo. Si mi jefa me hace un comentario constructivo me pongo en lo peor y pienso que soy un inútil.

Sé que todo está en mi cabeza porque en mi trabajo son geniales y no me meten caña, pero no sé por qué me pasa. Supongo que tengo tantas ganas de que me contraten aquí y poder tener estabilidad económica y un futuro, que me estoy presionando demasiado.

La cosa es que por las noches me cuesta dormir porque no paro de darle vueltas y a veces me entra sensación de que me ahogo y unas ganas terribles de llorar. También me despierto a mitad de la noche porque he soñado con el trabajo y me siento fatal. Incluso alguna vez de fiesta me ha dado un episodio de estos y se me embotan los oídos, tengo presión en el pecho, empiezo a sentir que la gente me mira y tal (todo esto sin ir borracho ni nada, porque no bebo). ¿Es raro? ¿Debo pedir ayuda?"

La situación de Víctor es mucho más común de lo que imaginamos; se estima que alrededor del 50% de la población española ha experimentado síntomas de ansiedad en el último año. En consecuencia, algunos especialistas se atreven a considerarla como una epidemia. El problema es que no es contagiosa ni tampoco "la pillamos" por tocar las barandillas del metro.

Entonces, ¿por qué empezamos a experimentar ansiedad patológica?

Aunque la mayoría de problemas psicológicos tienen cierto componente genético, en los trastornos de ansiedad la mayor contribución corresponde a los factores ambientales.

La crisis económica, los contratos precarios, las altas tasas de desempleo y la presión por ser los mejores son factores de riesgo para la aparición de síntomas de ansiedad. En estos casos tener una "actitud positiva" es complicado, puesto que la ansiedad viene de fuera, no de nuestras interpretaciones erróneas.

Otro aspecto que influye muchísimo (por no decir el que más) es la evitación experiencial. Desde pequeños nos enseñan que hay ciertas emociones que son negativas y que tenemos que evitar a toda costa: el miedo, la tristeza, el enfado o la ansiedad. Cuando crecemos y tenemos episodios de estrés que desembocan en ansiedad, intentamos controlarlos a toda costa, agravando en muchos casos los síntomas.

¿Cuándo es ansiedad normal y cuándo ansiedad patológica?

Como veíamos al inicio del artículo, todas las personas sentimos ansiedad en algún momento de nuestra vida. La diferencia entre la ansiedad normal y la ansiedad patológica radica en tres aspectos:

  • frecuencia con la que aparece: una cosa es ponernos nerviosos antes de un examen y otra sentir ansiedad varias veces al día todos los días de la semana durante meses.
  • intensidad: imagínate que tu cerebro es una casa. La ansiedad normal se sienta en el sofá y no molesta; sabes que está ahí, pero puedes hacer una vida normal e incluso distraerte para que tarde o temprano se marche al sentirse ignorada. En cambio, la ansiedad patológica corretea por la casa, grita para que la escuches y rompe todos los muebles para que sepas que está ahí. Es decir, es más intensa.
  • contenido de las preocupaciones: las personas con ansiedad patológica tienen preocupaciones más irracionales y están plagadas de sesgos. Sacan conclusiones con pocos datos, prestan más atención a las cosas negativas de su día a día e incluso interpretan como amenazas cosas totalmente inocuas. También es habitual que experimenten metapreocupaciones, es decir, les preocupa preocuparse.

¿Cuándo pedir ayuda?

A la hora de pedir ayuda psicológica debes recordar una cosa: los psicólogos no tratamos trastornos mentales, sino personas. En ocasiones estas personas tienen un trastorno diagnosticado, pero muchas otras veces simplemente presentan dificultades y han decidido ponerse en manos de un profesional.

En resumen, debes pedir ayuda:

  • no sabes gestionar la ansiedad. Un psicólogo no va a darte una solución milagrosa, sino herramientas para que en un futuro sepas gestionar la ansiedad cuando aparece.
  • malestar clínicamente significativo. Para entender esto mejor imagínate una gripe. Normalmente pedimos cita en el médico cuando empezamos a encontrarnos mal para ponerle remedio; es raro esperar a tener 40º de fiebre y estar al borde del desmayo para pedir ayuda. Con los problemas psicológicos debemos hacer lo mismo.
  • áreas más importantes de tu vida. Si la ansiedad perjudica tu relación de pareja, tus amistades, tu vida familiar, tu satisfacción laboral, tus estudios o tu bienestar psicológico, pide ayuda.

Este artículo no pretende promover el autodiagnóstico ni patologizar emociones normales, sino informar y divulgar sobre la ansiedad y sobre la importancia de pedir ayuda profesional si la situación lo requiere.

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