Ana Bernal-Triviño, experta en violencia de género: "Yo misma he sufrido machismo, con comentarios despectivos a mi físico y por la brecha salarial"
Entrevistamos a la periodista y profesora de la UOC que saltó a televisión como analista el caso de Rocío Carrasco
"Yo también tenia prejuicios antes de ver el documental"
"Faltan hombres feministas en los debates". "También hay hombres maltratados, pero el drama en las mujeres se multiplica por 10".
La serie documental de Rocío Carrasco ha puesto sobre la mesa la verdadera dimensión de la violencia de género, y sobre todo, la importancia de los medios de comunicación para explicar sus contradicciones y avanzar en la lucha contra ello.
Uno de los aciertos de Mediaset fue fichar como tertuliana a Ana Bernal-Triviño, periodista y profesora de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), que ayuda a comprender mejor el problema de las mujeres maltratadas a través del testimonio de Rocío Carrasco.
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La experta en comunicación de violencia de género se ha convertido en una voz fundamental de los debates en Telecinco sobre el caso, tanto con sus análisis a diario en Sálvame como semanalmente en Rocío, contar la verdad para seguir viva.
Ana Bernal-Triviño (Málaga, 40 años) se doctoró en Periodismo por la Universidad de Málaga y tiene un Máster en Historia del Arte. Su primera especialización en Derechos Humanos derivó "de forma natural" a la defensa de los derechos de las mujeres, como ella misma cuenta a NIUS. Un campo en el que ha investigado mucho y cuyos conocimientos comparte ahora con los espectadores y con sus alumnos de la UOC.
La periodista de género empezó trabajando en su ciudad natal (medios Sur Digital y canal Málaga de Vocento). Después pasó al ámbito nacional (diario Público, ElDiario.es, El Periódico de Cataluña…), donde algunos de sus artículos sobre feminismo se hicieron virales, y posteriormente a televisión (las mañanas de TVE y ahora en el prime time de Telecinco). Algunos de sus trabajos se han publicado en medios internacionales como USA Today o el Washington Post.
Autora también del libro No manipuléis el femisnismo, Ana Bernal-Triviño ha recibido múltiples reconocimientos a su labor de comunicación en la lucha feminista y contra las desigualdades de género.
Pregunta: ¿De dónde te viene esta implicación tan fuerte con las mujeres maltratadas?
Respuesta: Yo siempre he tenido mucha conciencia feminista porque así me lo trasladaron en casa. Mi madre y mi tía se esforzaron mucho en ello. Yo venía de trabajar en Andalucía, más centrada en los Derechos Humanos. Cuando empecé a colaborar en Diario Público, pasar a hablar de los derechos de la mujer fue algo natural, por todo lo que yo ya había investigado y la conciencia feminista que tenía el periódico, que decidió apostar por ello, coincidiendo además con el movimiento del 8M.
P: ¿Qué relación directa tienes con mujeres maltratadas?
R: No podría hablar como lo hago si no conociera directamente el problema, tanto de las mujeres maltratadas como de los agresores. Desde mi etapa en Público, cuando también empecé a ser profesora de universidad, he hecho muchas entrevistas a mujeres maltratadas, he visto muchos casos de cómo la justicia no respondía como debía. Me documentaba acudiendo a casas de acogida y buscando fuentes expertas especializadas en violencia de género. No vale cualquier psicólogo ni cualquier persona del ámbito jurídico. Hay que ir a fuentes que tengan formación en perspectiva de género y que comprendan los condicionantes de este tipo de violencia.
P: ¿Por qué te decidiste a colaborar en los debates de 'Rocío'?
R: Porque creo que era una oportunidad de acompañar a mujeres que están en medios de comunicación, en este caso Mediaset, intentando dar voz a mujeres como Rocío Carrasco. Periodistas como Carlota Corredera que están comprometidas con el feminismo y la violencia de género. Para apoyarlas, debía estar ahí.
P: ¿Cuál fue tu primer contacto con el caso 'Rocío'? ¿Te pasaron el documental antes?
Yo veo los capítulos en el momento de la emisión. El primer programa no lo pude ver en directo, porque estaba trabajando en la Universidad. Lo vi después.
Tenía la imagen de Rocío de una persona distante y poco agradable, pero cambió cuando la escuché
P: ¿Qué fue lo primero que te hizo ver que Rocío era una mujer maltratada?
R: Yo tenía todos los mismos prejuicios sobre ella que tenía la gente en estos últimos 20 años, pero cuando la escuché hablar me encajó todo. Su testimonio está cargado de verdad porque coincide con los de otras víctimas. Además, sé cómo funciona la justicia, y por mi experiencia en violencia de género, lo comprendía todo.
P: Dices que tenías prejuicios, ¿cuál era tu imagen de Rocío antes del documental?
R: La de una persona distante, que se había apartado de los medios, y no muy agradable. La idea que habían vendido de ella en los medios. No tanto el concepto de “mala madre”, porque yo no sigo ese tipo de programas y no era tan consciente del daño que le había ocasionado. Mis prejuicios se cayeron cuando la escuché. Tanto su testimonio, como el informe psicosocial que se hizo en el juzgado de violencia de género, explica muy bien su situación.
Lo que cuenta Rocío rebasa las líneas rojas de cualquier divorcio complicado
P: ¿Qué responderías a los que niegan que el suyo sea un caso de violencia de género, sino solo un divorcio complicado?
R: Ella misma lo explica con todo detalle. Ha sufrido agresiones físicas y psicológicas, que no son normales en cualquier divorcio. Ha intentado incluso suicidarse, esa presión psicológica no se da en divorcios corrientes. Lo que ocurre es que, lamentablemente, a diferencia de otras víctimas, donde está muy claro cuál es la parte agresora y la agredida, la violencia de género ha estado justificada durante muchos años en que eran cuestiones pasionales del ámbito privado.
La gente ya tiene que tomar conciencia de que que la violencia de género es un delito público que hay que denunciar. El problema es que las víctimas de otros delitos tienen más libertad, pero en las mujeres maltratadas siempre resurge el mito de que lo hacen por "venganza" o porque están "locas". Lo que cuenta Rocío rebasa las líneas rojas de cualquier divorcio complicado. Hay incluso declaraciones de Antonio David amenazándola cuando ella le dice que se quiere divorciar. Y lo normal no es eso. Cualquier persona con sentido común lo ve.
Hay partidos políticos que hacen carnaza con la violencia de género
P: ¿Por qué el feminismo y la lucha contra la violencia de género se asocia a la izquierda? ¿Por qué la derecha es más escéptica?
R: Tenemos que asumir que el feminismo es política, pero no es partidista. Ahora vemos a representantes del movimiento feminista que están en contra de algunas medidas del Ministerio de Igualdad, incluso siendo un gobierno de izquierdas. Eso demuestra que el movimiento feminista también es crítico con el poder.
Pero hay que tener memoria feminista y saber qué partidos estuvieron ahí y cuáles no. Hay partidos que han promovido la ley del aborto o la de violencia de género, que han defendido leyes específicas tras el caso de Ana Orantes... Hasta que no llegó Zapatero, no tuvimos una ley de violencia de género. Pero otros partidos intentan hacer carnaza de esta situación, enfrentar al movimiento feminista, lo que hace que algunas víctimas no se sientan representadas. Hay políticos que niegan la violencia de género, que ya hace cinco años la cuestionaban, cuando hablaban de violencia intrafamiliar como si fuera lo mismo. La derecha ha jugado a esta estrategia mientras que la izquierda ha integrado más la visión feminista. Pero insisto, el feminismo no está casado con ningún partido.
Yo he sufrido el machismo, en un casting me dijeron que no daba la talla en TV por mi físico
P: ¿Has sufrido el machismo en tu vida personal y profesional?
R: Sí, claro que lo he vivido, en comentarios despectivos también en lo físico. Una persona que me hizo un casting para televisión me dijo que mi imagen no daba la talla, cuando él era una persona que no era Míster Universo precisamente... Me exigía un buen físico cuando yo consideraba que lo importante era cómo yo comunicase. También en mi primera etapa en Málaga me sentí discriminada a nivel salarial, ya que compañeros míos cobraban sueldos que a mí me negaban. Eso lo viví en carne propia. Todo cambió cuando me vinculé a la Universidad y empecé a ser autónoma.
P: ¿Por qué las mujeres a veces somos machistas?
R: Es normal, a mí también me pasa, pese a haberme educado en un entorno feminista. En el día a día te das cuenta del machismo que tienes aprendido sin ser consciente, desde la propia idea del amor romántico, que también hay que desmontar. Las propias periodistas que nos dedicamos a esto nos enfrentamos a los prejuicios machistas que han calado en nosotras, y somos las primeras que tenemos que derribarlos. No es fácil reconocer tus errores, pero es la única forma de aprender.
Hay escasez de hombres feministas en los debates que ayuden a cambiar la situación
P: ¿Hacen falta más hombres periodistas feministas para terminar de acabar con estos prejuicios? Para que "perro" empiece a "comer perro"
R: Lo normal sería eso. No sé por qué se condena cuando alguien hace un comentario racista en una tertulia, pero se toleran ciertos comentarios machistas. Y si alguien hace una crítica a un compañero, alguien salta corriendo defendiéndole, como diciendo "déjalo estar". Y sí, habría que hacer un esfuerzo por incorporar compañeros que tengan una visión feminista y de respeto a las mujeres. Uno de los mejores periodistas en ese sentido fue José María Calleja, que nos dejó el año pasado. Estamos escasas de voces como ellos en el entorno periodístico. Que hablen de esto con el mismo rigor con el que hablan de una información política o judicial.
P: Dicen que uno de los errores es poner el foco en la víctima, en lugar del agresor. ¿Crees que deberíamos estar hablando del 'caso Antonio David Flores' en lugar del 'caso Rocío Carrasco'?
R: Completamente, siempre se le da el nombre de la víctima. Por un lado, estoy de acuerdo, porque el mérito es de ellas al dar el paso, rompiendo el silencio y consiguiendo algún avance, como por ejemplo Ángela González cuando acudió a la ONU. Pero es cierto que a ellos se les nombra poco. En el caso de Rocío Carrasco, ahora se ha desviado el tema a la relación madre e hija. Los periodistas deberían cuestionar a Antonio David Flores de forma tan intensa como hacen con Rocío Carrasco.
¿Por qué no cuestionamos el papel de él con su hija? ¿Por qué no nos preguntamos por qué él ha mentido durante todos estos años a la prensa? ¿Por qué la dejó abandonada en la playa caminando embarazada? ¿O por qué la amenazó en el momento de la separación? Creo que es importante poner el foco en el agresor, que es el verdadero problema. A veces tan solo cuestionamos si la víctima reacciona bien o mal, cuando esta reacción viene provocada por una agresión previa. Se habla poco de ello.
Rocío Carrasco es también víctima de una violencia institucional
P: ¿Cuál fue el error de Rocío Carrasco y el de cualquier mujer maltratada que se haya visto en esta situación?
R: Yo no le pongo ninguna responsabilidad a Rocío Carrasco, no creo que cometiese ningún error. Ella asume que se equivocó cuando cedió la custodia de sus hijos, o cuando eligió a esa persona como pareja. Pero Rocío no es responsable porque no es la parte agresora. El único error que veo es el de un hombre que no acepta una ruptura, que encaja con lo que vemos en muchos casos de violencia de género, que siempre aumenta siempre después del proceso de divorcio. Es una tónica muy común en las mujeres maltratadas que se da en el caso de Rocío, y por eso muchas personas se han visto identificadas.
Además, Rocío, como tantas mujeres, ha sido víctima de una violencia institucional. Cuando han ido al Defensor del Menor no han sido atendidas, porque el maltrato psicológico no está reconocido en la propia justicia. Una de las sentencias responsabiliza a Rocío de denunciar tarde, pero hay otra sentencia del Supremo que sienta jurisprudencia, que dice que el retraso o el silencio de la víctima no supone una merma en su credibilidad. Son errores del propio sistema, que no sabe amparar de forma adecuada a las mujeres que son víctimas de esa situación.
P ¿Qué le preguntaste a Rocío Carrasco cuando estuviste con ella?
R: No quería trasladarle muchas preguntas sobre su comportamiento. Le pregunté en qué momento empezó a sentirse víctima, cuándo empezó a tomar conciencia, a liberarse de la culpa. Porque a veces ellas callan porque se sienten responsables. Y esa es una de las grandes fortalezas de Rocío, que aunque aún está en proceso terapéutico, y que no se va a arreglar de la noche a la mañana, ha podido romper ese silencio y liberarse de su carga.
También hay hombres maltratados, pero el drama en las mujeres se multiplica por 10
P: ¿Has vivido casos también de hombres maltratados psicológicamente? ¿Qué opinas de los que creen que es una realidad silenciada?
R: Cuando me escriben pidiendo que hable también de los hombres maltratados, me parece una falta de respeto a mi propia profesión. Yo no creo que a alguien especializado en cáncer de mama, le pidan que hable de cáncer de próstata. Cada uno tiene su especialidad, y la mía es la de la violencia de género.
No obstante, en mis libros y artículos ya lo he dicho por activa y por pasiva. Que las mujeres no son seres de luz, que obviamente también pueden maltratar a los hombres, pero lo que no podemos hacer los medios es ofrecer una falsa representatividad. Los datos del Consejo General del Poder Judicial dicen que la violencia doméstica, que puede ser de 6 ó 7 casos anuales, se multiplica por 10 en los casos de violencia de género. Eso demuestra que el verdadero drama está en torno a las mujeres. Y por otra parte, esos hombres no están desamparados, también pueden acogerse a la ayuda que recoge el código penal. Y tienen el reconocimiento de la violencia doméstica como tal, no son hombres olvidados por la justicia. Ellos también tienen que denunciar, pero que dejen de insistir en que es lo mismo una cosa que otra. La violencia de género y la violencia doméstica son realidades diferentes, cada uno elige su especialidad y hay que respetarlo.