El boom de las dilataciones en las orejas causaron furor entre 2012 y 2013. Miles de jóvenes se destrozaron las orejas para estar a la moda. Y lo que ocurre casi siempre que es cuando la moda pasa, las consecuencias permanecen. Ahora, los cirujanos han detectado una oleada de millenials treintañeros acuden a los cirujanos a poner orden en sus orejas.
Pasada la moda que dejaba las orejas reventadas con agujeros imposibles ha quedado con el lóbulo colgante que no tienen nada de estético, al menos ahora. Se lamentan de lo que pagaron y el dolor que sufrieron para ser diferentes, para darse cuenta de que quieren volver a lucir orejas normales.
Hay personas que siguen llevando aros y extensores, pero muchos ya creen que se trata de una moda en declive y quieren de vueltas sus orejas naturales, tal cual nacieron. Así que a los que renuncian a sus lóbulos exageradamente dilatados les toca pasar por quirófano para arreglarse el estropicio.
No es tan sencillo esta cirugía para reconstruir el lóbulo, como algunos creen. La técnica se llama lobuloplastia y el cirujano que perforar la piel para volver a unirla con varios puntos, primero por delante y luego por detrás. Si la dilatación era muy grande, como suele ser, tendrá que cortar y reconstruir.