¿Por qué no se debe apoyar la cabeza en la ventana del avión?

Cada día cientos de personas viajan en avión, este es uno de los medios de transporte más seguros y rápidos que existen, pero, también conlleva ciertas normas de seguridad que todos los pasajeros han de seguir.

Una de las menos conocidas, y también, algo que puede hacer cualquier viajero sin pensar mucho, es poner la cabeza apoyada en las ventanas del avión. Un gesto muy común puede ser llegar a un asiento con ventanilla, y que el viajero se acurruque junto al cristal de la ventana para dormir antes de que comience el viaje. Pero esto es algo que no se debe hacer, de hecho, los azafatos tienen la orden de despertar al pasajero si está apoyado en el cristal.

Aunque esta recomendación puede parecer una precaución bastante superficial, en realidad conlleva varios factores que son importantes para garantizar tanto la seguridad como la comodidad de los pasajeros.

Razones por las que no se debe apoyar la cabeza en la ventana

Seguridad estructural del avión

Las ventanas de los aviones están hechas para soportar mucha presión y fuerzas durante el vuelo. Se componen de múltiples capas de materiales resistentes como vidrio y plásticos especiales que aseguran su integridad estructural.

Cuando un pasajero pone la cabeza contra la ventana, ejerce una presión extra en una zona que, ya de por sí, está sometida a una elevada presión por las diferencias que hay entre el interior y exterior del avión. Por lo que, añadir una presión innecesaria extra puede hacer que la integridad del cristal pueda verse comprometida, llevando en casos extremos a que existan fallos estructurales.

Riesgo de lesiones

Al volar, lo más normal que puede suceder es que el avión experimente turbulencias. Dichas turbulencias pueden ser más leves o fuertes, pero, sean como sean, al causar ciertos movimientos bruscos, pueden resultar en una lesión en el cuello o en la cabeza del pasajero que viaja con la cabeza apoyada en la ventana.

Es lógico pensar que un movimiento inesperado de una turbulencia moderada puede hacer que la cabeza irremediablemente se golpee contra la ventana con una fuerza suficiente como para causar algún daño en el viajero.

Por cuestión de higiene

A lo largo de los vuelos, estas ventanas pueden llegar a acumular muchas bacterias, virus y otros patógenos. Estas superficies son lugares donde muchas personas tocan y también se apoyan, y con la alta rotación de pasajeros que hay en los aviones no se pueden desinfectar debidamente.

Es por esto que, si un pasajero apoya su cabeza en esta superficie, puede aumentar el riesgo de infecciones o enfermedades provocadas por la exposición a estos gérmenes. Esta medida se implantó con mayor seriedad durante la post-pandemia, ya que se instauró como una buena práctica de higiene viajar con la cabeza y manos alejadas de la ventana.

No obstaculizar a los asistentes de vuelo en una emergencia

Se puede dar alguna situación de emergencia en la que sea necesario que el personal de cabina tenga que tener acceso rápido a las ventanas, por lo que, manteniendo una distancia prudencial de las mismas se asegura que se pueda acceder a ellas sin problema.

Normativas de seguridad

Muchas aerolíneas cuentan con normativas y procedimientos que son bastante rigurosos para poder garantizar la seguridad de todas las personas a bordo. Entre estos procedimientos figuran el comportamiento y la ubicación de los pasajeros durante el vuelo. Poner la cabeza contra la ventana puede hacer que se contradigan estas normativas, ya que se puede estar poniendo en riesgo la seguridad, no solo del propio pasajero, sino de todos los que están a bordo del avión.

Qué se puede usar para no apoyar la cabeza

Existen numerosos accesorios que los pasajeros pueden usar en sus trayectos para viajar más cómodos. En cualquier establecimiento de aeropuerto se pueden encontrar las típicas almohadas o cojines de viaje. Gracias a estos elementos se puede proporcionar el soporte adecuado para la cabeza sin comprometer la seguridad, y además, viajando muy cómodo.

En caso de no disponer de un cojín de viaje, con una simple chaqueta o bufanda, se puede hacer un cojín bastante aceptable y colocarlo alrededor del cuello para conseguir este efecto que proporcionan este tipo de almohadas de viaje.

En muchos vuelos, sobre todo, aquellos que son de larga distancia, se puede reclinar el asiento para viajar de una manera más confortable, sin molestar a los demás viajeros ni poner en peligro su integridad, y también, sin necesidad de tener que apoyarse en la ventana.

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