En España, el lugar más emblemático para celebrar la entrada del nuevo año es la céntrica Plaza de Sol de Madrid. Allí está ubicado el famoso reloj que da las campanadas de Nochevieja y desde el que la mayor parte de los medios de comunicación hacen su retransmisión oficial. A sus pies, se concentran miles de personas (desde hace varios años, la plaza madrileña tiene aforo limitado), customizadas con los elementos típicos del cotillón: los matasuegras, el confeti, los gorros con motivos navideños o el espumillón, con el objetivo de celebrar por todo el salto más importante del calendario.
Aunque este reloj tiene muy buena reputación a escala nacional - si bien, muchas ciudades celebran la Nochevieja en sus propias plazas y cascos antiguos - hay un fallo en él que pasa desapercibido. Es tanta la emoción de la noche en la que este viejo aparato , construido a mediados del siglo XIV, cobra su máximo protagonismo, que poca gente se fija en que hay un número de la esfera central que está mal representado. La preocupación por no confundir los cuartos con las campanadas y comernos las uvas en el momento adecuado, nos distrae hasta el punto de no ver la curiosa errata que hay en el número cuatro.
Este error tiene una explicación lógica, tal y como aclara el tiktoker @madridparallevar en sus redes sociales. Tras ser construido por encargo de Carlos V de Francia y I de España, él mismo se personó para contemplar la gran obra del kilómetro cero de Madrid. Su enfado fue monumental al ver que el relojero había escrito el número romano cuatro con las siglas IV, en vez de así: 'IIII'; a lo que el trabajador le respondió que era así la forma correcta de escribirlo. Molesto por su réplica, Carlos I le contestó: "El Rey nunca se equivoca" y, por ello, se tuvo que es dibujar con los 'cuatro palitos' y no de la manera tradicional.
Aunque, a ojos del mundo, ésta no es la tipografía correcta para escribir el número romano, el mismo tiktoker ha aclarado que sí hay ocasiones en las que se acepta con las cuatro barras, para no confundir el término con la abreviatura de la palabra IVUPITER (Júpiter), si bien ésta queda totalmente descontextualizada en la esfera de un reloj. Y esa es la principal razón que llevó al Rey del momento a exigir la corrección y por la que no se ha modificado el original con el paso de los siglos.
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