Granada ha sido el lugar en el que se ha celebrado el último Mundial del 'Scrabble', un juego de mesa que, en los últimos años, ha dejado de ser una mera diversión en torno al léxico para convertirse en una competición profesional que se celebra en inglés, francés y español. Exige un alto conocimiento de la lengua y la aplicación de estrategias parecidas a las del ajedrez, pues es importante colocar la pieza justa en la casilla precisa y obtener así el doble y triple tanto de palabra o de letra, que podría firmar la diferencia en el marcador.
Durante cinco largos días, los fans de este juego se han reunido en torno a los tableros, con la intención de hacer los máximos plenos posibles, es decir, formar palabras con todas sus fichas para demostrar su gran vocabulario y obtener la máxima puntuación. Lo que nadie se esperaba es que, en este torneo en español, el ganador fuera un extranjero, cuya distinta lengua materna debería haber sido un handicap frente a los contrincantes autóctonos. Pero no. El neozelandés Niguel Richards, una eminencia en la historia del 'Scrabble', ya era uno de los favoritos desde el principio, a pesar de no hablar 'ni papa' de castellano.
Cuando se cansó de ganar este tipo de torneos en su lengua, Nigel Richards decidió estudiar el diccionario francés durante nueve semanas y, en el 2015, presentarse al Mundial de Scrabble celebrado en el país vecino. Sin ninguna dificultad, lo ganó y, por eso, a sus 57 años, ha empleado la misma fórmula en el campeonato que, durante este puente de diciembre, se ha llevado a cabo en castellano en Andalucía.
Según ha informado la Cadena Ser, Richards también ha memorizado nuestro diccionario desde la letra A hasta la Z con el objetivo de absorber la mayor cantidad de términos posibles y poder así utilizarlos durante las 24 partidas que conformaban el torneo. Gracias a ello, y a la experiencia obtenida después de 30 años dedicándose al Scrabble en modo competitivo, el neozelandés ha conseguido su enésimo título mundial en su mayor reto hasta la fecha, provocando a su vez la envidia sana de sus adversarios que, como españoles, han sentido esta derrota como una auténtica "humillación".
Antonio Álvarez, embajador de la competición, ha felicitado al flamante ganador y, como en cada mundial, ha defendido los beneficios de este juego a nivel cognitivo como "medicina para los achaques de la memoria". "Hay que trabajar la agilidad mental, las sumas, buscar las palabras y decidir qué vale más. Por eso es bueno para el desarrollo del intelecto en niños, como el ajedrez, y para trabajar la memoria con mayores", concluye el experto.
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