El español con más récords Guinness: "Es un desembolso económico importante, pero nunca lo dejaré"

A sus 36 años, el toledano Christian López es el español que más récords Guinness ha conseguido: un total de 143, todos ellos centrados en la actividad físico-deportiva. Desde febrero del año pasado hasta el momento ha recibido 15 reconocimientos. Es el más rápido en correr 50 metros con los ojos vendados sin salirse de su calle y también el más veloz en trotar 100 metros con tacones. Además, ha conseguido subir 41 veces en una hora el torreón del Alcázar de Toledo. De momento, es la persona que ha logrado ganar una carrera de sacos saltando hacia atrás en menos tiempo y subir más escalones consecutivos mientras hace malabares con tres elementos.

La estabilidad tampoco se le resiste, fue reconocido por aguantar más tiempo que el resto un taco de billar en equilibrio sobre un dedo y una bicicleta con la barbilla, resistió casi 10 minutos. “Para mí es un hobby”, aclara el hombre, que es profesor universitario en la Universidad Isabel I de Burgos tras doctorarse en Ciencias del Deporte. También ejerce como conferenciante y entrenador personal. Vive en una superación constante, los altos niveles de glucosa marcaron un punto de inflexión en su trayectoria.

A los 12 años su médico le comunicó que tenía diabetes y le recomendó no realizar actividad física de alta intensidad. Él practicaba fútbol y tenis y estaba siempre jugando en la calle. “Pensé que el doctor estaría hablando de sus limitaciones porque yo nunca dudé de que era capaz de conseguir lo mismo que cualquier otro niño sin enfermedades”, explica.

Cada logro que consigue se lo dedica a un pilar fundamental para él: “Va por ti abuelo”. Falleció en el año 2003, pero siempre le tiene presente. “Debe estar muy orgulloso”, piensa: “Nunca imaginé llenar las páginas del libro Guinness World Records que él me regalaba cada año el día de Reyes”. Reconoce que el coraje que posee es gracias al legado que le ha dejado. 

Cuando en 60 minutos recorrió 1.457 metros por los escalones de la Torre del Agua de Albacete, con una talla 46 de pie, los niveles de glucosa le jugaron una mala pasada: “Empecé la prueba con más de 400, cuando máximo puedo tener 180”. Todavía recuerda el agarrotamiento muscular y la sensación de sed constante por la sudoración excesiva. “La primera media hora fue agónica porque las piernas no me respondían, pero terminé el desafío y superé otro récord”, explica tras reconocer que no fue su acción más responsable: “Lo primero es la salud”. 

Su primer reconocimiento Guinness lo obtuvo en el año 2017. Llevaba siete años compitiendo en el circuito mundial de subida de escaleras, llamado Towerrunning, y después de viajar por toda España y Europa decidió probar algo nuevo. Por ello, se presentó como candidato a optar a un récord. El Alcázar de Toledo fue el escenario de su primer desafío. Una de los últimas menciones que ha conseguido ha sido por subir y bajar las escaleras de un edificio de diez plantas durante 24 horas. “Es lo equivalente al doble de la altura que tiene el Everest, todo un desafío físico y mental”, explica.

También estuvo 14 horas diarias durante una semana haciendo lo mismo en el paseo del Miradero de Toledo. El último libro Guinness de los Récords le ha hecho especial ilusión, por primera figura dentro de la sección Icono. “Es un reconocimiento a nivel mundial, estoy en una página del libro más vendido entre Lebron James y Taylor Swift”, cuenta. Sin duda, sabe que la clave del éxito es el esfuerzo y la perseverancia. 

"Es un reconocimiento a nivel mundial, estoy en una página del libro más vendido entre Lebron James y Taylor Swift"

Un desembolso económico sin remuneración

Presentarse como candidato al récord Guinness no es tarea fácil. Normalmente, el reto ya ha debido de ser conseguido por otra persona y el desafío consiste en superar su marca, aunque pueden realizarse nuevas propuestas, pero suele ser la opción minoritaria. Actualmente, hay más de 47.000 opciones. “Si buscas las palabras clave en inglés de la prueba que quieres batir, probablemente la encuentres”, especifica López. 

El siguiente paso es realizar una solicitud telemática que puede ser estándar y gratuita, con un tiempo mínimo de espera de doce semanas, o prioritaria, con un coste de 800 dólares si el título ya existe y desde 1.000 dólares si es sugerido. Con esta opción la lista de espera se reduce a cinco días hábiles.  

“Hay que aportar muchísima documentación, reunir a dos testigos independientes, uno especialista en la materia de la prueba, y a un par de jurometradores”, aclara López. Suele haber un juez o un notario y un representante de alguna administración pública, también puede acudir un árbitro. 

Las pistas, las calles y los edificios donde compite deben estar homologados. “Preciso el informe de un arquitecto y un vídeo de medición en el que se triangula el dato”, especifica. Un odómetro no es suficiente, también se requiere una cinta métrica y un láser, es esencial utilizar tres tipos de medición para no dejar lugar al error. 

Todo ello acarrea un coste de 7.000 euros que debe asumir el deportista. López cada vez paga menos porque intenta acudir a los terrenos que ya ha homologado y validado en anteriores ocasiones. Además, cuenta con patrocinadores. “Es un desembolso económico importante, pero no lo dejaré bajo ningún concepto, para mí esto ya es un hábito como comer o dormir”, explica. 

Actualmente las personas ganadoras no reciben ningún tipo de retribución económica. Guinness World Records se acoge al "prestigio y reconocimiento internacional" de estos premios como recompensa principal mediante la entrega de un certificado oficial. “La ventaja es que no me tengo que ajustar a una fecha concreta, yo selecciono el día y la hora y eso para mí, que sufro diabetes tipo 1, es muy importante porque sé cuándo tengo más posibilidades de rendir mejor”, aclara el deportista.

Receta del éxito

Es autodidacta porque no se rodea de un equipo de profesionales durante los entrenamientos. “Aprendo a base de ensayo y error”, matiza. Durante su trayectoria profesional solo ha contado con la ayuda de una psicóloga: “Me enseñó a centrar la atención en algo en concreto, a visualizar el objetivo y a no estar pendiente de las voces ajenas”. En las pruebas más complicadas le acompañan un fisioterapeuta y un enfermero, que son amigos suyos.

"Cuando se me mete algo en la cabeza voy a por ello, sea lo que sea", insiste. Esa es su receta del éxito. Entrena seis días a la semana, duerme siete horas diarias y rehúye de suplementos químicos para reforzar su alimentación, opta por productos naturales como la jalea real. Pero lo más importante para él es el apoyo de su familia. Todavía recuerda cuando tuvo que empujar un coche de más de dos toneladas en menos de 45 segundos durante 100 metros: "Mi hermano me dijo que el abuelo Ernesto estaba conmigo y sentí que me impulsaba, fue un chute de energía".

Sueña con superar a Ashrita Furman, el hombre con más récords Guinness de la historia, pero su mejor recompensa son las familias que le escriben: "Me cuentan que estoy ayudando a sus hijos diabéticos a salir más de casa sin miedo a que les suba la glucosa". Recuerda que todas las personas tienen talentos dormidos que deben salir a la luz.