El avión es el medio de transporte más seguro y, a pesar del miedo que provoca en algunas personas, cada vez son más quienes optan por él para desplazarse, sobre todo si se trata de largas distancias o de distancias que es casi imposible recorrer en otros medios de transporte, por lo menos en los tiempos en los que lo hace el avión.
A pesar de eso, hay muchas cosas que desconocemos sobre ellos, algunas de ellas porque preferimos no saberlas, no son pocos quienes prefieren que no les expliquen los motivos por los que una máquina de esas dimensiones y peso puede mantenerse en el aire. Otras personas son todo lo contrario, por supuesto, y quieren conocer hasta el más mínimo detalle que les rodea.
Los más curiosos puede que hayan investigado qué sucede si un avión es alcanzado por un rayo durante un vuelo (nada, los aviones están diseñados para que su impacto no les afecte) o por qué las ventanillas tienen un pequeño agujerito (cumple varias funciones, como evitar que se empañe o equilibrar la presión, que es su función principal, entre otras).
¿Sabías que los aviones comerciales pueden volar con un solo motor durante largos periodos de tiempo? El avión más pequeño del mundo, el Bumble Bee II, no llega a medir ni tres metros de longitud y no alcanza los dos metros de envergadura. El más grande, por su parte, tiene una longitud de 73 metros y una envergadura de poco más de 117 metros. En el más pequeño es innecesario, pero seguramente en el de mayor tamaño se pueda observar cómo en sus filas de asientos no existe la letra ‘i’.
En algunas ocasiones hay decisiones que se toman por superstición, como esos edificios y ascensores donde no existe la planta número 13. En este caso es una cuestión práctica, porque los asientos de los aviones se clasifican con un número (con el que se señalan las columnas) y una letra en mayúsculas, que hace referencia a las filas.
Se tiende a evitar la letra ‘i’, porque en su versión mayúscula, la similitud con el número uno (1) es demasiada, lo que podría dar lugar a equívocos y malos entendidos a la hora de repartir los asientos. Así, si el avión cuenta con las suficientes filas, es probable ver la A, B, C, D, E, F (aunque en ocasiones esta letra se salta por su asociación con la palabra ‘fatal’), G, H, J o K, pero no es habitual apostar por la I. Algo similar pasaría con la letra ‘o’, por su gran parecido con el cero.
En este caso, la opción de eliminar esta letra entre las opciones para asignar filas en el vuelo parece más una cuestión práctica que otra cosa y, de hecho, no es algo que llame demasiado la atención, pues mucha gente ni siquiera se da cuenta de que esa letra no forma parte de las que se han usado para organizar los asientos.