La última predicción del 'Nostradamus viviente' sobre la Tercera Guerra Mundial

Los conflictos a nivel internacional siguen generando todo tipo de teorías, pero también de predicciones. Athos Salomé, un ciudadano brasileño de 38 años que se autodefine como un psíquico, a quien a menudo llaman el 'Nostradamus viviente' por haber advertido con anticipación sobre la caída global del servicio de Microsoft hace unos meses, además de por comentarios similares sobre la llegada del covid, la compra de Twitter de Elon Musk y la muerte de Isabel II, ha lanzado recientemente unas declaraciones que insinúan que la Tercera Guerra Mundial podría acercarse debido al auge de la tecnología de pulso electromagnético (EMP).

Salomé, que ha atendido al portal online de 'Daily Mail', ha advertido estos días sobre la capacidad de los países considerados potencias mundiales de causar disrupción tecnológica, lo que podría desencadenar la Tercera Guerra Mundial. El psíquico nacido en la localidad brasileña de Cláudio afirma que el mundo puede ver una escalada en el uso de la inteligencia artificial en estrategias militares, especialmente por parte de Israel e Irán, algo que puede generar nuevas hostilidades.

Estados Unidos y China, en el foco, como Israel e Irán

"La IA podría servir como herramienta para mantener la paz o para exarcerbar los conflictos, dependiendo de cómo se implemente", señaló Salomé, que destacó que la adopción de la tecnología EMP por otros países, incluidos Estados Unidos, Rusia, China e incluso Corea del Norte, indica -en su opinión- un cambio hacia formas de guerra que pueden centrarse en desestabilizar los sistemas de seguridad globales. Su pronóstico sobre la Tercera Guerra Mundial implica el uso de ataques EMP, lo que conduciría a un escenario de "tres días de oscuridad" que paralizaría la infraestructura electrónica en todo el mundo.

Si esto ocurriera, advierte Salomé (@athos_salome en IG), un apagón de semejante magnitud podría provocar el colapso de sociedades en muchos otros países del mundo. El psíquico afirmó que Estados Unidos y China podrían encarminarse hacia un conflicto por este asunto y aseguró que dos eventos importantes podrían conducir a escaladas: "Por ejemplo, el Mar de China Meridional pude volverse volátil debido a que esta zona se caracteriza por tensiones sobre el territorio y la presencia militar. Por otra parte, un ciberataque de gran magnitud capaz de incapacitar dichas estructuras o atentar contra la seguridad de un país podría quizá ser el detonante imprevisto de una guerra".

Salomé señaló que tales amenazas son reales y advirtió sobre una amenaza más insidiosa; según él, China es un mercado emergente que está "colaborando cada vez más con Rusia": "Esta alianza, nacida de un profundo interés propio y de un espíritu común de imperialismo antioccidental, es capaz de transformar un conflicto regional en una guerra mundial total. Curiosamente, Asia, con sus rápidos índices de desarrollo económico y su gran importancia geopolítica, es vista como una región inestable y un foco de tensión capaz de desencadenar conflictos internacionales". Numerosas personas avalan las palabras del psíquico, pero muchas otras lanzan críticas por considerarlas especulaciones.

La tecnología de pulso electromagnético (EMP); sus características

La tecnología de pulso electromagnético (EMP), una herramienta diseñada para destruir sistemas de información, es una arma que puede inutilizar los dispositivos electrónicos, sin dañar a las personas ni a los edificios. Generalmente desencadenado por explosiones en grandes altitudes, el EMP interactúa con los campos magnéticos de la Tierra para crear pulsos que pueden alterar y dañar equipos e infraestructuras electrónicas. Durante la Guerra Fría, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética consideraban que el EMP era una herramienta para desactivar la infraestructura enemiga sin causar daño directo.

En 1962, Estados Unidos detonó una ojiva nuclear de 1,4 megatones, en un experimento conocido como Starfish Prime, a gran altura de la atmósfera, a 400 kilómetros (250 millas) sobre el Océano Pacífico. La explosión –la prueba nuclear a gran altitud más poderosa del mundo– creó un pulso electromagnético lo suficientemente fuerte como para interrumpir las comunicaciones de radio globales, lo que provocó la falla del primer satélite del Reino Unido, Ariel-1, y arruinó las farolas en tierra en Hawai.

Hoy en día, existen dispositivos capaces de replicar los efectos del EMP, aumentando la amenaza en escenarios modernos dependientes de la tecnología. Existen dispositivos EMP localizados no nucleares, y funcionan liberando una ráfaga de energía en el espectro de radiofrecuencia o microondas, que puede sobrecargar y dañar los componentes y sistemas electrónicos. Sin embargo, estas medidas sólo son eficaces a pequeña escala y afectan a una ciudad pequeña. La importancia del uso correcto del EMP sigue siendo sustancial, ya que tiene el potencial de desestabilizar los sistemas de defensa y comunicación.

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