Los objetos que más pierden los españoles en sus vacaciones
Más del 70% de los españoles extravía algún objeto durante sus vacaciones, según un estudio de Jetcost
Nos dejamos olvidada ropa, auriculares, joyas y libros, entre otros
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Durante el verano toca descansar tanto como sea posible y sacar las fuerzas justas del lugar del que se fueron durante los meses anteriores. La ecuación, casi siempre, nos sale a pagar: las largas jornadas laborales, el cansancio acumulado y los días libres, siempre muchos menos de los que necesitamos para cargar las pilas otra vez y regresar a la rutina (sin morir en el intento).
Es frecuente que el cuerpo y, de paso, la cabeza, se abandonen a los placeres más inmediatos. Vamos, que se vayan con la música a otra parte, y eso se refleja en ciertas cifras que no suelen ocupar portadas en los medios digitales. Según un estudio de Jetcost, 7 de cada 10 españoles pierde algún objeto durante sus vacaciones, ya sea en la playa, en el apartamento o en cualquier otro destino donde tendemos a relajar en exceso la atención.
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Pero ¿qué perdemos con más frecuencia?
Ropa y joyas
Según el estudio realizado por el buscador de vueltos y hoteles, durante las vacaciones tenemos tendencia a olvidarnos fácilmente de ciertas prendas de ropa: chaquetas, bañadores, ropa interior, gorras y hasta zapatos. Puede pasarnos mientras hacemos la maleta, una situación donde es bastante habitual no reparar en alguna prenda que hemos dejado en un lugar poco habitual, pero también en contextos donde es más fácil ‘estar a otras cosas’ (véase: la playa). Las cifras indican que la mayoría de los objetos olvidados durante las vacaciones no los recuperamos.
Tecnología
Lectores de libros electrónicos, auriculares (que es fácil no ver), móviles, tabletas, hasta videoconsolas portátiles forman parte de ese segundo grupo de objetos que más perdemos en los meses de verano (62%), cuando la memoria y el cuerpo han alcanzado el estado de relajación óptimo y somos más propensos a mirar en nuestro interior y no tanto en el exterior, donde dejamos olvidados gadgets que no son precisamente baratos cuando llega la hora de pasar por caja. Ahí es cuando nuestro bolsillo se lamenta.
Juguetes
¿Qué sería de las postales clásicas del verano sin las playas y las piscinas regadas de las típicas palas para hacer castillos o las colchonetas inflables de los miles de niños que juegan en la orilla? Pues ya se sabe lo que toca tras la alegría del juego despreocupados, según el estudio de Jetcost. Lloros y lamentos, porque el juguete sagrado se ha quedado olvidado en alguna parte. Un 57% por ciento de los objetos que más extraviamos en estas fechas son juguetes.
Gafas
Sirven, claro que sirven. Aplacan la mordida del sol y protegen nuestros ojos de los efectos de la radiación ultravioleta. Deberíamos tratarlas con mimo y, sobre todo, dejarlas en un lugar bien a la vista, localizadas. Con todo, las cifras indican que sucede justamente lo contrario: un 42 por ciento de los encuestados las pierde con suma facilidad y se deja olvidadas en cualquier parte las gafas de sol, incluso las de ver.
Mochilas y bolsos
Quienes pierden su ‘básico’, desde los auriculares que nos salvan las horas muertas y nos permiten escuchar nuestro podcast favorito al e-reader que arregla la tarde de piscina, también tienen cierta tendencia a extraviar el medio para transportarlo. También los bolsos y las mochilas forman parte de las listas negras de objetos extraviados. La conclusión es clara: tenemos la memoria y la atención en otra parte, y cuesta mucho traerlas de vuelta.
Joyas y relojes
Quién hubiera dicho que los objetos más simbólicos, los que proporcionan estatus y capricho a quienes no dudan en lucirlos durante los días de descanso, fueran también parte de la negra estadística. Un 8% se deja sus anillos, alianzas, collares y relojes mundanos o lujosos en cualquier parte (menos donde debe).
Libros
El saber no ocupa lugar, como predica el dicho, especialmente cuando vamos corriendo hasta la maleta para abrirla y descubrir que el novelón de 800 páginas huyó a caballo de nosotros y se quedó en tierra. Prestábamos más atención al chiringuito.
Llaves
Y con el fin de las vacaciones, los días libres, la playa, el sol, la sal que cubre la piel y las maletas a rebosar de postales y recuerdos llega el momento de regresar a casa y meter las llaves de casa en la cerradura, y ahí aparece la rúbrica del descuido: los españoles también perdemos las llaves de casa d, en una proporción no tan pequeña (22%)