Dice la ciencia que el ser humano no puede llorar más de doce minutos seguidos, algo que para muchas personas seguro que es toda una sorpresa, pues hay ocasiones en las que parece que podríamos llorar sin fin. Hay situaciones que nos invitan a llorar, descargando así parte de lo que sentimos y, en ocasiones concretas, ayudándonos a sentirnos mejor. Las lágrimas son una respuesta adaptativa ante el estrés emocional.
Hay lágrimas de tristeza, de angustia y también de alegría, hay todo tipo de lágrimas y todas ellas tienen cierto sabor salado, algo que ha podido descubrir todo aquel que haya acabado con alguna de esas lágrimas resbalando hasta su boca. Porque es muy probable que eso haya pasado y nos hayamos preguntado el motivo por el que las lágrimas tienen este curioso sabor. Tal vez ese no fuera el mejor momento para buscar una respuesta, pero nada nos impide aprenderlo ahora.
La función de las lágrimas es mantener los ojos húmedos, haciendo que pueda enfocar la luz para ayudarnos a ver con más claridad, tienen además otras funciones, como proteger a los ojos de infecciones e irritaciones, como la que producen la suciedad y el polvo, también ayudan a eliminar partículas y cuerpos extraños que hayan podido depositarse en el ojo. Al parpadear, explican desde el National Eye Institute, una fina capa de lágrimas se coloca en la superficie de la córnea.
Las lágrimas emanan de las glándulas que hay encima de los ojos, drenan hacia los conductos lagrimales y bajan por el interior de la nariz. Si no se producen suficientes lágrimas se puede desarrollar el síndrome del ojo seco. Para que se produzca el lloro, la glándula lagrimal se contrae, liberando las lágrimas, pero ¿por qué son saladas? Pues esto es debido a los componentes que las forman.
Las lágrimas están formadas por tres capas, la exterior es aceitosa, evitando que se evaporen demasiado rápido, la central es acuosa y está compuesta, además de por agua, por sales minerales y vitaminas y es la que le confiere el sabor salado, porque entre sus elementos incluye la sal, la central es una capa mucosa, que hace que las lágrimas humedezcan los ojos.
Las sales que contienen, además de hacer que las lágrimas sean saladas, también contribuyen a que haya equilibrio en nuestro organismo y hacen que las lágrimas sean antisépticas, previniendo hongos y bacterias. Gracias a todos sus componentes, las lágrimas ayudan a combatir microorganismos, cicatrizar lesiones en los ojos, lubricarlos, limpiarlos y nutrirlos.
Las lágrimas cumplen una función necesaria para el bienestar del ojo, por eso es tan importante cuidarlos y estar pendiente en caso de que no se produzcan suficientes, porque en ese caso será necesario usar lágrimas artificiales que nos ayuden a mantener el ojo bien hidratado, evitando daños mayores como infecciones oculares, daños en la superficie del ojo, inflamación ocular, úlcera corneal e incluso pérdida de visión. Una visita al oftalmólogo puede ayudarnos a evitar que la situación se convierta en un problema serio.