"Me quiero morir", así contaba una joven española en un hilo de X (antiguo Twitter) la surrealista anécdota que le ha sucedido en la capital australiana de Sídney. La protagonista de esta historia, Natalia Álvarez, se mudó el pasado mes de julio a Australia con el objetivo de completar un programa de movilidad internacional, pero lo que no se esperaba es que los bomberos le acabasen reclamando 1.500 euros.
Tras una ardua jornada laboral en un festival de perros, Álvarez llegó a su domicilio y decidió cocinar una pizza que llevaba bastante tiempo en la nevera, concretamente 80 días. Según narra en su cuenta personal de X, a los ocho minutos de meter la pizza en el microondas, se comenzó a formar una extraña nube de humo que activó la alarma de incendios en la residencia donde está hospedada.
El simple hecho de que una pizza se quemase en el interior de un electrodoméstico ocasionó que todo el centro tuviese que evacuar por riesgo de incendio, incluidos algunos estudiantes que estaban en mitad de una ducha o un examen.
Al descubrirse el origen del posible fuego, los bomberos australianos sancionaron a Natalia con 1.500 euros, una cifra que ella no logra entender ya que, según su testimonio, los oficiales tan solo ventilaron su habitación.
La española, decidida a no afrontar tal gasto, ha iniciado una campaña de crowdfunding en la que explica su situación y con la que espera poder pagar lo que debe al departamento de bomberos de Sídney. Hasta el momento, Álvarez ha conseguido recaudar 768 euros.
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