La cerveza es la bebida alcohólica preferida por los españoles, siempre que se consuma con moderación y sin excesos, puede ser el mejor acompañante del aperitivo, de encuentros con amigos o la bebida que tomamos tras un largo día de trabajo. La cerveza puede tomarse sola o acompañada, pero siempre se recomienda que esté fresquita y, si la tomamos en un bar, bien tirada.
Directamente del grifo, en lata o en botellín, podemos encontrarla en muchos formatos y casi todo el mundo tiene su preferido, sobre todo si la tomamos en casa. En el caso de los botellines, puede que hayamos observado que suelen ser de color oscuro, algo que podría parecer un capricho de los fabricantes y envasadores, pero que es así por un motivo concreto que no todo el mundo conoce.
Mirando la gran variedad de cervezas embotelladas que existen se puede ver cierta tendencia, la mayoría de las botellas son de color oscuro. Si bien es habitual que ciertos alimentos estén asociados a un determinado color, como sucede con el morado y los productos sin lactosa, en este caso nada tiene que ver con ello, se trata de una cuestión relacionada con la calidad de la cerveza y sus cualidades.
Los colores oscuros de las botellas son una protección extra de la bebida, tonalidades que bloquean la mayor parte de la luz, que podría afectar a la calidad del líquido que guardan en su interior. Cuando el lúpulo de la cerveza queda expuesto a la luz solar, se produce una reacción química que modifica el sabor de la misma, haciendo que sea bastante desagradable, así como un olor muy fuerte.
Esto requiere de cierto tiempo al sol, no pasa nada por tener el vaso durante un rato en una terraza mientras charlamos tranquilamente y nos ponemos al día de las vidas de nuestros amigos, de ser así, nadie se sorprendería de que esto sucediera. El mejor color para proteger la bebida es el marrón y es el que se emplea en la mayoría de los casos, aunque algunas firmas usan el color verde, que protege menos, pero que está muy arraigado entre el público y se asocia con la cerveza.
Los recipientes de vidrio no solo son más respetuosos con el medio ambiente, la mayoría son reutilizables y reciclables, también evitan que la cerveza se ponga rancia. Las latas también son una buena elección, que mantiene el líquido protegido de la luz y evita que se pierda el gas, algo que no sucedería con envases de plástico, formato que no se emplea para almacenar la cerveza.
Así, tanto si escoges una lata como un botellín, puedes estar seguro de que el envase ha sido creado para mantener el sabor y las condiciones perfectas para la cerveza y, en caso de tener una cerveza en un vaso transparente, sobre la mesa esperando, mejor será tomarlo dentro de un plazo de tiempo razonable, en este caso no le van las vitaminas (como se suele decir de los zumos, aunque no sea cierto), pero podría perder su sabor.