Cuando se instala un sistema de alarma en un hogar, uno de los elementos más habituales que se pueden encontrar es el cartel que avisa de ello. Y no es de extrañar, puesto que una pegatina de alarma resulta disuasoria y frena a los delincuentes antes de llevar a cabo la intrusión en el domicilio y el consiguiente robo.

Por esta razón, hay quien trata de sacar partido únicamente al efecto disuasorio sin necesidad de invertir en la alarma. Esta práctica no solo supone un peligro para la seguridad del domicilio, sino que además puede acarrear alguna multa en caso de que se utilicen pegatinas de compañías especializadas. 

Una pegatina o cartel disuasorio tiene como finalidad “avisar” a los posibles intrusos de la existencia de un sistema de alarma. Y eso no es todo, en ellos también se aportan otros datos informativos, aunque el más importante de todos probablemente sea que la alarma se encuentra conectada a un centro de respuesta rápida capaz de llamar a la policía en solo unos segundos. Todo ello hace que muchos delincuentes se lo piensen dos veces antes de aventurarse a allanar un domicilio, ya que las opciones de que sean sorprendidos y apresados se multiplican.

Es entonces cuando surge la pregunta de si es posible poner una pegatina de una alarma sin que esté instalada. Sin embargo, no hay una única respuesta, ya que dependerá del tipo de pegatina, placa o cartel que se coloque en el exterior avisando de un sistema de seguridad inexistente.

Por un lado, es legal poner una pegatina disuasoria siempre y cuando no se mencione a ninguna empresa de seguridad. Es decir, cualquier propietario de un inmueble puede probar con imprimir una pegatina avisando de una alarma del mismo modo que se puede colocar un cartel en una finca donde se escriba “cuidado con el perro”. Obviamente, en este caso no es obligatorio tener un perro para poder poner tal aviso, luego en el caso de una pegatina de alarma sucede lo mismo.

Por otra parte, sí que puede atentar contra la ley colocar un cartel disuasorio en caso de que se incluya el nombre de una compañía o directamente se copie un cartel original.

El uso de estas pegatinas falsas supone un delito contra la propiedad industrial o intelectual, a lo que se suma el uso indebido de una marca registrada, tal y como lo expone la Ley 17/2001, de 7 de diciembre, de Marcas. Además, no se respetaría la LOPDGDD (Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales), lo que conducirá a una sanción económica que dependerá del uso que se haya dado a las pegatinas.

Más allá de que poner un cartel de alarma puede acarrear una multa en caso de que se copie el de una compañía especializada en estas lides, colocar una pegatina avisando de una protección que no existe no es una buena idea, ya que tiende a resultar contraproducente.

Hay que tener en cuenta que los delincuentes que optan por el allanamiento de morada, generalmente para robar, no suelen ser novatos que se cuelan en un domicilio sin haberlo vigilado antes. Es más, probablemente conozcan a la perfección cómo son los carteles de alarma reales y sepan cuándo son solo un engaño por parte del propietario. Esto les hace aún más peligrosos, toda vez que el dueño de la casa considera que está consiguiendo un efecto disuasorio que brilla por su ausencia.

En cuanto a los carteles que no pertenecen a ninguna compañía pero que el usuario coloca sin tener una alarma instalada, resultan aún menos eficientes, ya que no cuentan ni con el respaldo de una marca conocida.