La Fiesta del Colacho: así es la tradición de saltar camas con bebés que triunfa en Castrillo de Murcia

Por increíble que parezca, existe una celebración centenaria en Burgos que consiste en saltar por encima de bebés recién nacidos. Se trata de la Fiesta del Colacho, tradición de Castrillo de Murcia y declarada como de interés turístico de toda Castilla y León. Acaba de celebrarse - este año, la peculiar fiesta patronal se desarrollaba del 29 de mayo al 2 de junio - y la estampa que deja como preludio del verano no da lugar a la indiferencia. El evento consiste en dejar a los niños recién nacidos en unos colchones tirados en la calle y, con el consentimiento total de sus padres, que varios vecinos disfrazados de Colacho salten por encima de ellos en lo que sería una suerte de bautismo.

En el diccionario pagano, el Colacho era un demonio grotesco vestido con una -ridícula- botarga de colores amarillo y rojo y es sobre el que gira toda la jornada del domingo. Primero, cubierto con una máscara colorida llamada birria, se lanza a fustigar con una cola de caballo a las gentes del pueblo, mientras éstas le increpan con insultos. Y, en su camino, va saltando los altares de colchones y flores en los que se encuentran los bebés nacidos en el año presente, a los que, con su salto, absorbe de pecados y les proteges de enfermedades y desgracias.

El objetivo: alejar el mal de la vida de los niños

Lo que se pretende, por tanto, con esta extraña representación, es alejar el mal de la vida de los niños y futuros ciudadanos; si bien, la imagen llama la atención por el peligro que pudieran correr los pequeños si hubiera un fallo o desliz en cualquiera de los saltos. Lejos de asustarse, las madres y padres de los niños nacidos en la localidad cuidan de sus hijos durante esta 'procesión de bebés' y muestran un profundo respeto por una fiesta que se celebra de forma ininterrumpida desde el año 1621. Tras la persecución protagonizada por los Colachos, los sacerdotes bendicen a los niños y las gentes del pueblo continúan la fiesta en la verbena, donde se beben el vino y el queso local.

Aunque no se ha demostrado la fecha exacta de su popularización, sí se ha constatado que ésta es una tradición ancestral que nació en la Edad Media - Castrillo de Burgos es un pueblo medieval - como una sátira de las celebraciones religiosas. Su aire caricaturesco se ha mantenido hasta la actualidad y al ser un gran reclamo turístico, fue denominado como un bien de interés público. Hasta la fecha - y después de miles de años - nunca se ha dado un parte de lesiones relacionado con este juego. Sin embargo, por razones obvias, es un evento muy debatido dentro de la institución de la Iglesia.

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