Ya no son los bebés los que más pañales demandan en Japón sino los ancianos. Es el reflejo del cambio demográfico que ha obligado a una empresa de pañales de ese país a dejar de fabricarlos para los más pequeños y centrarse en los más mayores. 1 de cada 10 japoneses supera los 80 años. La empresa Oji Holdings es la última compañía en hacer este cambio en un Japón que envejece rápidamente y donde las tasas de natalidad están en mínimos históricos.
En este sentido, la compañía ha anunciado que su filial Oji Nepia ha decidido "poner fin a su negocio nacional de pañales desechables para niños en septiembre de este año", aunque ha precisado que seguirá adelante y ampliará su producción en Malasia e Indonesia, donde el mercado de pañales para niños continúa creciendo.
Oji Nepia, fabrica actualmente 400 millones de pañales infantiles al año. La producción ha ido cayendo desde 2001, cuando la empresa alcanzó su máximo: 700 millones de pañales. Ya en 2011, el mayor fabricante de pañales de Japón, Unicharm, dijo que sus ventas de pañales para adultos habían superado a las de bebés.
El número de nacimientos en 2023 se redujo a 758.631, lo que representa un descenso del 5,1% respecto al año anterior, mientras que el número de defunciones alcanzó una cifra récord en torno a los 1,59 millones, el tercer año consecutivo de aumento, según el Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar.
El número de matrimonios también descendió un 5,9% respecto al año anterior, hasta 489.281. Es la primera vez en 90 años que la cifra cae por debajo de 500.000, según la cadena pública NHK. En el mismo año, los divorcios también aumentaron un 2,6%, hasta las 187.798 parejas, según los datos oficiales.
Los datos reflejan el creciente reto demográfico al que se enfrenta Japón, que tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo y una de las esperanzas de vida más altas. Entre sus retos figuran el aumento de la población de edad avanzada, la reducción de la población activa y la falta de jóvenes suficientes para cubrir las carencias.
Japón es el país más anciano del mundo y sigue batiendo récords. Una de cada diez personas tiene 80 años o más. Y la proporción de personas de 65 años o más (29,1%) es la más alta del mundo.
El elevado coste de la vida en Japón, el espacio limitado, la falta de ayudas para el cuidado de los niños en las ciudades y el cambio de actitud hacia el matrimonio y la familia. El gobierno ha puesto en marcha una serie de iniciativas para hacer frente al descenso, entre ellas nuevas políticas para mejorar los servicios de guardería, mejorar la vivienda para las familias e incluso algunas ciudades pagan a las parejas para que tengan hijos.
Los expertos consideran que otra de las razones de la falta de bebés es que la sociedad japonesa prioriza casarse antes de tener hijos, lo que lleva a muchas parejas a gastar mucho tiempo en buscar la pareja adecuada antes de formar una familia. Otro dato no deja de ser importante. La cultura social de Japón. la dependencia social de la familia para el cuidado de los adultos mayores en Japón.
El primer ministro Fumio Kishida ha lanzado una terrible advertencia sobre su crisis demográfica, afirmando que el país estaba "al borde de no poder mantener las funciones sociales" debido al descenso de la natalidad.
Kodokushi' es un término que en japonés significa "muerte solitaria". Las víctimas son personas que viven solas y aisladas de sus entornos sociales. Mueren en sus casas ante la indiferencia de su entorno, que puede tardar semanas, meses o incluso años en enterarse. Este es un fenómeno de que hay registros desde al menos la década de 1970, pero que en los últimos 20 años se ha convertido en un fenómeno que preocupa cada vez más a autoridades y ciudadanos japonesesCada año mueren de esta manera entre 8.000 y 26.000 personas en Japón, según una investigación publicada en 2011 por el instituto NLI.
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