En la Antártida, existe la práctica de someterse a una apendicectomía preventiva antes de pasar un tiempo prolongado en la zona, y es algo que está motivado por los enormes desafíos prácticos y médicos que presenta el remoto y extremo entorno del continente. Por supuesto, hay que resaltar que no se trata de un requisito universal para todos los visitantes de la Antártida, sino que esta práctica está más comúnmente asociada con aquellos que pasarán períodos extendidos en el continente, como por ejemplo los propios médicos, y especialmente en ubicaciones lejos de instalaciones médicas en las que tratar patologías graves.
La razón principal para la eliminación del apéndice (apendicectomía) antes de pasar un tiempo extendido en la Antártida es para prevenir el riesgo de apendicitis aguda en un entorno donde recibir un tratamiento médico inmediato o de urgencia no está fácilmente disponible. La apendicitis aguda puede ser potencialmente mortal si no se trata a tiempo, requiriendo típicamente de una intervención quirúrgica para retirar el apéndice inflamado del cuerpo del paciente. La posibilidad de sufrir un ataque de apendicitis oscila entre el 5 y el 9%, un riesgo considerablemente alto si tenemos en cuenta las circunstancias
Dado el aislamiento de las bases antárticas y la dificultad para realizar o acceder a atención médica de emergencia, especialmente durante los meses de invierno cuando las condiciones climáticas pueden hacer imposible la evacuación, el riesgo de padecer apendicitis se convierte en una preocupación significativa que puede desembocar en la muerte de las personas que sufren este problema.
Históricamente, la práctica de apendicectomía preventiva para individuos que iban a ubicaciones remotas, como el personal militar, investigadores y exploradores, era más común. En el contexto de la Antártida, esta práctica se ha tenido en cuenta y realizado por razones similares. La práctica ganó notoriedad y validación a partir del caso de Leonid Rogozov en 1961, un cirujano que se auto-operó de apendicitis durante una expedición en la Antártida, evidenciando los riesgos médicos inherentes a la permanencia en el continente.
Sin embargo, es importante resaltar que no todos los programas antárticos requieren que los participantes se sometan a una apendicectomía. La decisión a menudo depende de las políticas específicas del programa antártico nacional, la duración de la estancia, la ubicación específica dentro de la Antártida y la disponibilidad de instalaciones médicas. Algunas estaciones antárticas modernas están equipadas con instalaciones médicas capaces de manejar una gama de emergencias más amplia, lo que puede reducir la necesidad de tales medidas preventivas.
A medida que la exploración y la investigación antártica evolucionan, también lo hacen las estrategias médicas empleadas para asegurar la seguridad y el bienestar de quienes trabajan allí. Sin ir más lejos, los avances continuos en la telemedicina permiten un mejor diagnóstico y el manejo remoto de condiciones médicas que podrían surgir, potencialmente reduciendo la necesidad de ciertos procedimientos médicos preventivos.
Además, los criterios para requerir apendicectomías varían entre los países y organizaciones que operan en la Antártida. Es esencial para los individuos que participan en expediciones antárticas consultar con sus respectivos programas sobre los requisitos médicos y recomendaciones. Estas discusiones deben tener en cuenta las últimas guías médicas y las circunstancias específicas de la expedición, incluyendo la duración de la estancia, la proximidad a las instalaciones médicas, y el historial médico individual.