La Infanta Cristina y su hijo Pablo Urdangarin también hacen el saludo de la familia real que se ha hecho viral

Tantos años viéndoles en eventos públicos y ha tenido que ser en la celebración del 60 cumpleaños de la Infanta Elena cuando hemos presenciado por primera vez el saludo (de bienvenida o despedida) de la familia real española. Esta cita consiguió reunir a casi todos los familiares, incluido el Rey Emérito, que viajó desde Suiza y acudió directamente desde el aeropuerto al restaurante donde ya le esperaban el resto de los invitados.

Se trataba del restaurante Pabú, un local de moda del centro de Madrid donde el menú diario oscila entre los 150 y los 200 euros. Su carta se centra en la "comida de microtemporada" y, entre sus ingredientes estrella, se encuentran el caviar del Río Frío, la trufa negra o los carabineros. La celebración transcurrió con absoluta normalidad, hasta que un detalle en la despedida entre Elena y Don Juan Carlos se hizo locamente viral. Padre e hija se dieron dos besos - hasta ahí, nada raro -, pero después comenzaron a hacer una serie de movimientos, pertenecientes a un claro ritual, en el que nunca nos habíamos fijado.

Cristina y su hijo Pablo se hacen un lío

Tras los dos besos, los dos hicieron una reverencia, una señal de cruz en la frente y se dieron varias palmaditas en el pecho; algo que a muchos recordó a los tradicionales saludos de los jugadores de baloncesto. Aunque, en esta ocasión, el saludo ha causado un gran impacto en las redes sociales, no es la primera vez que Elena y su padre lo hacen. Ahora, se han rescatado imágenes de los dos haciendo exactamente lo mismo en Sanxenxo, aunque, en ese momento, su ritual pasase desapercibido.

Parece que es un tipo de despedida muy arraigada a las personas creyentes y, desde ayer, se comenta que era una tradición que el propio Juan Carlos ya hacía con su madre. El emérito traspasó ese gesto a sus hijas y, de hecho, Elena no es la única que sigue fielmente con la tradición. Europa Press ha publicado hoy otro vídeo en el que se ve a su hermana, la infanta Cristina, y a su hijo, Pablo Urdangarin, intentado hacerlo, aunque no con la misma soltura que sus familiares. Madre e hijo se hacen un poco de lío en la coordinación, e incluyen un abrazo y un apretón de manos en el saludo, que podría haber alcanzado su versión 3.0.