María Jiménez, de su tormentosa relación con Pepe Sancho a la trágica muerte de su hija
La vida de la cantante fallecida hoy ha estado marcada por la relación de amor y odio, maltratos e infidelidades que vivió con Pepe Sancho, su gran amor y padre de su hijo Alejandro
Su mayor desgracia fue la muerte de su hija Rocío, de una relación anterior, en un accidente de tráfico con solo 16 años
Muere la artista María Jiménez a los 73 años
Tan solo dos días después de la muerte de María Teresa Campos, el mundo del espectáculo vuelve a vestirse de luto. La cantante y actriz María Jiménez ha fallecido en la madrugada de este jueves a los 73 años en Sevilla, como ha hecho público su familia en un comunicado.
"Con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones, despedimos hoy a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos, y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable", ha destacado su hijo, Alejandro Jiménez (40 años).
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La vida de María Jiménez ha estado marcada por el éxito en sus cincuenta años de carrera (18 álbumes, series, películas...), y la tragedia en su vida personal. El maltrato que sufrió por parte del que fuera su gran amor, Pepe Sancho, que reflejó en su canción más recordada y ya convertida en lema contra el machismo, Se acabó, y la desgracia de perder a su hija Rocío con solo 16 años. La enfermedad también la ha golpeado. En 2013 superó un cáncer de mama y más tarde otro de garganta, pero sus últimos años han transcurrido en una silla de ruedas, tras perder la movilidad por un virus que contrajo por un problema intestinal y que la también la tuvo en coma dos meses.
Su flechazo con Pepe Sancho
María Jiménez y Pepe Sancho se conocieron y enamoraron perdidamente en 1978, cuando el periodista Agustín Trialasos, fallecido hace siete años, les presentó en un restaurante de Madrid. Ya eran dos artistas muy conocidos, ella como cantante, y él por su papel de El Estudiante en la serie Curro Jiménez (TVE).
Ella ya tenía una hija de 10 años que había tenido con 17, María del Rocío Asunción, de quien nunca se supo quién era el padre, aunque la prensa habló de un adinerado ganadero sevillano. Pepe Sancho la adoptó y la crió como su fuera su hija.
Una relación de amor y odio con tres bodas
Tras dos años de apasionado noviazgo, María y Pepe se casaron en 1980 en la iglesia sevillana de Santa Ana, convirtiéndose en una de las parejas más mediáticas de la época. Ese mismo día ya tuvieron su primera discusión.
Tres años después nació su primer hijo en común, Alejandro (40 años). Pero pronto comenzaron los problemas por las constantes infidelidades y malos tratos del actor. La cantante nunca tuvo reparos en contar en revistas y programas de televisión las agresiones que sufría ("Me daba una paliza y al rato me pedía de rodillas que nos casáramos otra vez"), las veces que le pilló ‘in fraganti’ o le echaba de casa pero luego se reconciliaban.
"Me maltrataba físicamente y psicológicamente. Me hacía dos carantoñas y yo lo creía... Estaba ciega. Me anuló por completo, rememoró en un reciente Lazos de sangre. "En mi época eso (la violencia de género) no se podía denunciar. Si llega a pasar hoy, lo meto en la cárcel veinte años. Y encantada lo habría hecho", dijo de forma tajante.
La trágica muerte de su hija adolescente en un accidente
El 16 de enero de 1985, cuando María Jiménez ya estaba separada de Pepe Sancho, sufrió el mayor golpe de su vida: la muerte de su hija Rocío, con solo 16 años, en un accidente de tráfico mientras volvía de Madrid a Málaga con unos amigos tras unas vacaciones de Navidad. Fue muy duro porque María creía que su hija había cogido un tren, ya que el propio Pepe la había llevado a la estación.
"Tuve una hija preciosa, que no me gusta hablar de este tema porque me pongo muy triste, porque igual que Dios me la dio, me la quitó", contó la sevillana. "Ni un solo día dejó de tenerla presente", una desaparición para la que no estaba preparada y que la sumió en una profunda depresión: "Me quitó las ganas de vivir".
Pepe Sancho también sufrió mucho y estuvo en todo momento al lado de María. La tragedia les unió de nuevo e hizo que se dieran una segunda oportunidad. Así, años después volvieron a casarse en San José de Costa Rica, donde él rodaba en aquel tiempo una película de Carlos Saura, El Dorado.
Pero los malos tratos, las infidelidades, celos y discusiones no cesaban y se separaron de nuevo, si bien después volverían a juntarse para una boda en Nepal por el rito budista que vendieron en exclusiva a la revista Diez Minutos.
El matrimonio se rompió definitivamente en 2002. Cuando Pepe Sancho murió en 2013 -justo el año en el que le fue diagnosticado el cáncer a María-, la cantante no acudió a su entierro en Manises (Valencia), pero sí su hijo Alejandro, que si bien tras la ruptura se quedó a vivir con su madre, mantuvo buena relación con su padre hasta que años después decidiera testificar contra él en el juicio por maltrato.
"Me puse del lado de mi madre porque era una mujer maltratada"
De ello habló hace solo ocho meses en una entrevista en Deluxe. Alejandro relató cómo tuvo que elegir entre sus dos padres, hasta que finalmente optó por testificar a favor de su madre cuando esta denunció a su ex por malos tratos, porque, como reconoció, no llegó a ver los golpes pero sí la sangre de la cantante tras una pelea: "Me puse del lado de mi madre porque era la que lo necesitaba, era una mujer maltratada". Alejandro también narró cómo le recriminó a su padre las infidelidades: "Tienes que ser el tío más torpe del mundo como para tener una novieta en casa, donde tu hijo o cualquiera puede pasar", le decía. "Siempre quise tener una relación buena con él, pero no pudo ser", reconoció.
La justicia dio la razón a María Jiménez, reconociendo la veracidad de su relato, pero Pepe Sancho se libró de condena porque los hechos ya habían prescrito.
A María Jiménez no se le conoció ningún amor después de Pepe Sancho. El actor sí rehízo su vida con la periodista Reyes Monforte, a quien nombró heredera universal antes de morir, dejando solo la legítima a sus hijos Alejandro y Javier (50 años) -fruto de una relación anterior a María Jiménez-, con el que había retomado la relación cinco años antes.
Dedicada a su Fundación contra la violencia de género
María habló con crudeza de las terribles desgracias que padeció en su vida, pero siempre con actitud positiva y luchadora. Nunca se consideró una víctima, aunque hoy todos recuerdan que fuera una de las primeras famosas que alzaran la voz contra el maltrato. Muchos la comparan con Shakira o Tina Turner porque siempre convirtió ese infierno que vivió en una forma de reivindicación a través del arte.
En los últimos meses estuvo volcada en la Fundación que lleva su nombre, creada para ayudar a las mujeres víctimas de violencia género, y en cuya presentación estuvo arropada por su hijo Alejandro y uno de sus dos nietos: