Los cazadores furtivos de Nigeria se han convertido en guardabosques. Han pasado de cazar de forma ilegal a volverse los protectores de la selva tropical de Omo en Nigeria para defender los recursos que una vez amenazaron, usando hasta la fuerza si es necesario.
Ellos son los encargados de conservar este hábitat para las especies en peligro de extinción, protegiendo la selva de la tala excesiva, la agricultura descontrolada y la caza furtiva.
Los guardabosques fueron contratados por una organización sin ánimo de lucro que actúa como socio conservacionista del gobierno. Antes cazaban elefantes africanos y monos en esta Reserva de la Biosfera, declarada por la Unesco.
Por ahora son solo 10, se organizan en patrullas y son conscientes de que todavía queda mucho por hacer. También tratan de fomentar la conciencia entre la ciudadanía, con el objetivo de evitar que productores de cacao y madereros se asienten en esta joya protegida.