Después de casi un año de preparativos, y todo tipo de baches superados, Tamara Falcó e Íñigo Onieva por fin se han casado. La boda del año, celebrada en tres días, ha transcurrido sin grandes incidentes, más allá del amago de incendio en la ceremonia al prender el traje del cura. En general, los novios están tranquilos y satisfechos porque todo ha salido casi a la perfección, después de tantos meses de esfuerzo.
El secreto mejor guardado, el vestido de la novia, era desvelado al fin en el extenso reportaje de ¡HOLA! titulado como "el triunfo del amor", dentro de una exclusiva por la que los novios habrían cobrado más de medio millón de euros (la mitad para cada uno). La revista está agotada desde primera hora de la mañana, pero la boda mejor pagada y más blindada de la historia ha sufrido también uno de los mayores "pirateos" del mundo del corazón, ya que el PDF del reportaje circula por todos los grupos de Whatsapp, como ya ocurrió con su última gran exclusiva, la de la maternidad de Ana Obregón.
Todo es lujo, glamour, emoción y alegría en las 50 páginas que dedica al enlace la revista del saludo, con imágenes realizadas por un equipo de fotógrafos venidos de Italia. Pero en la boda más esperada, por todas las vicisitudes que ha pasado la pareja hasta llegar al altar (infidelidad, ruptura, cambio de vestido, robo de joyas…), no podían faltar algunos detalles controvertidos, que han ido trascendiendo en los medios desde que los novios se dijeran “sí, quiero” este sábado en el palacio El Rincón, ante 400 invitados. Estos son algunos de ellos:
Aunque los 400 invitados estaban advertidos de la prohibición de móviles desde que accedieran a los jardines del palacio, para salvaguardar la exclusiva de ¡HOLA!, no todos estaban de acuerdo y hubo cierto malestar o sorpresa. Sobre todo cuando se vieron cacheados por un equipo de "seguratas" que les abrían los bolsos y pasaban detectores de metales buscando algún dispositivo oculto. "Una vergüenza", dicen algunos invitados a Informalia.
Algunos invitados, como la modelo Eugenia Silva, se las apañaron para entrar con teléfonos sin acceso a internet. Y otros, como un amigo de Íñigo, filtró una imagen del interior, la única que trascendió el sábado, donde se veía a los invitados dejando el móvil a la entrada:
También hubo cierto malestar por el retraso de 45 minutos con el que empezó la ceremonia.
Tamara (41 años) e Íñigo (34) se juraron amor eterno en una emotiva ceremonia religiosa al aire libre en la que el novio “lloró” al ver llegar al altar a su prometida.
Aunque todo salió correctamente, hubo algún que otro contratiempo, como el ‘incendio’ en plena misa, cuando la casulla de uno de los tres sacerdotes, el Padre José Luis, prendió en llamas por la proximidad de varias velas.
Un incidente que no fue a mayores gracias la rápida actuación de la hermana del novio, la actriz Alejandra Onieva, que se percató del peligro y apagó el fuego a manotazos, convirtiéndose en la “heroína” de la boda. "Pobrecillo, sí, se le ha quemado un poquito", confirmaba después del evento la cuñada de Tamara.
En el programa Fiesta (Telecinco) desvelaron el momento de tensión vivido durante el convite, cuando uno de los invitados, amigo de Íñigo, se levantó por sorpresa y comenzó a resaltar las virtudes del novio. “Mi amigo es maravilloso, no os creáis lo que habéis visto, mi amigo quiere mucho a Tamara’’, dijo uno de los 'Curris', como se conoce a la pandilla de amigos de Onieva.
Un momento muy incomodó para Tamara, que bajó la mirada, ya que le hizo recordar los peores momentos de su relación, las infidelidades que provocaron la ruptura de su primer anuncio de compromiso. Por si esto fuera poco, otros dos amigos de Íñigo, también se dejaron llevar por la "exaltación de la amistad", levantándose y haciendo lo mismo.
“Íñigo me hizo daño, pero perdonar es un don, hay un pasado que ya está pisado”, dice Tamara en su entrevista postboda en ¡HOLA!, dando a entender que ha hecho borrón y cuenta nueva, y que quiere que su historia con Íñigo “dure toda la vida”.
Sin embargo, una parte del discurso de su ya marido también hizo recordar a Tamara los momentos más amargos de su relación. Fue cuando Íñigo empezó a justificarse y a explicarle a mundo quién era él realmente. "Soy una buena persona, no va a pasar otra vez lo mismo, sé lo que pensáis de mi”, dijo el relaciones públicas.
Más que una declaración de amor, Íñigo volvió a pedir perdón a Tamara por sus infidelidades del pasado, y también a su “querida familia política”, a la que dirigió así con estas palabras: “Os quiero pedir perdón de nuevo. Sé que en la pedida dijimos que el pasado se quedaba en el pasado, que mirábamos al futuro, pero sé que os he hecho sufrir por mis errores", lamentó, provocando otro momento de tenso y "surrealista" entre los invitados, como lo calificaron algunos de ellos, recalcando que Tamara no quiso levantarse de su asiento en ningún momento durante estos discursos.
Para colmo, tras su discurso, "Íñigo se dirigió a Isabel Preysler, llamándola 'Isa'", un torpe exceso de confianza que a la 'reina de corazones' no pareció gustarle nada. "Imaginad la cara que le debió poner, que Íñigo se puso de los nervios y le pidió perdón", ha desvelado Isabel Rábago en Ya es mediodía.
La frialdad entre suegra y yerno fue una de las comidillas de la noche, ya que ese no fue el único momento "incómodo", o "patético", como los ha definido la periodista. En la misa, cuando Íñigo y su madre vieron entrar a Tamara y se echaron a llorar, Isabel no habría entendido su reacción: "Su cara era de 'estáis haciendo el ridículo". También en la ceremonia, Íñigo le retiró el velo a Tamara, pero se quedó a medias y Chabeli se tuvo que levantar para ayudarles. El momento fue divertido, pero Isabel no participó: "Estaba hierática".
Otro detalle que ha trascendido es la presunta fría relación entre las consuegras, Isabel Preysler y Carolina Molas, que “estuvieron cada una por su lado y apenas se hablaron en la boda de sus hijos”, contó Jorge Moreno en Fiesta (Telecinco). El colaborador habla de un "distanciamiento total” entre las madres de los novios, que se reencontraban en el palacio de El Rincón tras la pedida de mano del pasado abril en la casa de la socialité. La poca sintonía entre ellas era “evidente y eso explicaría que ninguna estuviese en la preboda”, añadió Aurelio Manzano.
La familia de Onieva se apresuró a ponerse en contacto con el programa para desmentir que hubiera mal rollo entre Isabel y Carolina: "No se llevan ni bien ni mal, básicamente no se han visto lo suficiente para crear ningún vínculo especial", dice Saúl Ortiz, reconociendo que tampoco es que haya "una complicidad bárbara".
Varios medios aseguran que algunos invitados se sintieron algo “decepcionados” con el exclusivo menú del chef Eneko Atxa que se sirvió en el cóctel y banquete nupcial. "El aperitivo” de 20 platos sí estuvo bien pero la cena”, con pichón como plato estrella, “fue un desastre", dicen algunas fuentes hablando de “comida escasa”, “cruda” o “poco cocinada”. Habrá opiniones para todos los gustos, y la reputación del cocinero vasco (3 estrellas Michelin), está fuera de toda duda, pero estos comentarios no deben haber sentado bien a la pareja.
El vestido de Wes Gordon (Carolina Herrera) que Tamara Falcó lució en su boda ha generado todo tipo de reacciones en redes sociales. La mayoría de ellas, de "decepción" por la falta de innovación y su evidente parecido con el que la reina Letizia llevó en su boda con el rey Felipe en 2004, un diseño de Manuel Pertegaz, también de estilo regio y medieval:
En las tertulias de televisión también hay colaboradores que han cargado contra el vestido de Tamara, entre ellos Alessandro Lequio. "Lo podía haber hecho cualquier costurera", ha criticado el tertuliano de Ana Rosa. Según la encuesta lanzada por Telecinco.es, el país está dividido con el estilismo de la novia, entre el 42% al que "sí" le ha gustado el vestido, frente al 58% que "no".
El ramo de flores de la novia tampoco se ha librado de las críticas y ha sido objeto de burlas y mofas por su tamaño "mini": "Parece un brócoli" o un "manojo de ajos tiernos", son algunos de los comentarios que podían leerse hoy en Twitter:
Las “malas lenguas” dicen que a Tamara Falcó no le gustó que algunas de sus invitadas se saltaran el protocolo con sus vestidos, contaba hoy Leticia Requejo en El programa de Ana Rosa. Muchos creen que Eugenia Martínez de Irujo se equivocó al escoger un look ‘nude’, casi blanco, en una boda donde este color suele estar prohibido para no eclipsar a la novia. La casualidad quiso que la duquesa de Montoro llevase un diseño de Teresa Helbig de estilo romántico que evocaba a la Edad Media, al igual que el de Tamara.
También ha sido muy comentado el estilismo de la modelo Eugenia Silvia, también se saltó el dress code de la boda con un vestido corto en una ceremonia de tarde:
Por otra parte, Tamara e Íñigo se vieron obligados a reducir drásticamente la lista de invitados que tenían pensada inicialmente, de más de 1.000 a “solo” 400, y algunos muy simbólicos se quedaron fuera. Por ejemplo, los hermanos Manuel y Héctor Colonques, dueños de Porcelanosa, están muy sorprendidos por no haber sido invitados, dada la relación comercial de más de 30 años que tiene la empresa líder del azulejo con la “reina de corazones”, y el vínculo "sentimental" creado con la familia de Tamara, a la que "han visto crecer", en todo este tiempo.
El detalle que tuvieron los novios con los medios que estuvieron horas a las puertas de El Rincón, sacando unas bandejas de aperitivos y refrescos, se volvió contra ellos, ya que dejó al descubierto el uniforme de las camareras, criticado por un estilo que recordaba al atuendo de las criadas de familias adineradas hace un siglo:
El gesto de generosidad y cortesía de la pareja fue agradecido por los periodistas, pero generó polémica en redes sociales con comentarios en Twitter como estos: "¿Es una imagen de 2023 o de 1903?", "la indumentaria de las camareras en la boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva es de la época del pensamiento de muchos de los invitados" o "¿Cómo de superior tienes que creer que eres respecto a los demás, para que te parezca bien tener a las camareras de tu boda vestidas así?".
La boda del año estuvo también marcada por una sonada ausencia. La “fobia social” de Enrique Iglesias, que “nunca va a bodas”, como confirmó su hermano Julio José, habría llevado a la estrella internacional a ser el único hermano de Tamara que no asistió al evento. Una decisión que la hija de Isabel Preysler, con quien tiene muy buena relación, dijo “no entender, pero respetar”.
La novia explicaba después así la ausencia de su hermano: "No le gustan los encuentros sociales, aunque para mí ese día es mucho más. Pero cada uno de nosotros tenemos nuestras heridas, nuestras situaciones". Una frase con la que la hija de Isabel Preysler dejaba ver que estaba dolida y destapaba un posible distanciamiento familiar como motivo de la ausencia de Enrique, más allá de su rechazo a eventos multitudinarios o temas de agenda.