Cientos de cisnes han perdido su capacidad de volar después de engancharse a los efectos de las amapolas en Eslovaquia. Pese a que es habitual encontrar a estas aves en estas zonas por las plantas de colza, no es normal que se queden durante tanto tiempo- hecho que podría estar relacionado con el cambio climático. La flor de amapola segrega látex, el principal elemento que se encuentra en la heroína, opio y como base de sustancias como la morfina, codeína, tebaína o noscapina. Los principales síntomas que se puede sufrir al consumirlo son somnolencia, relajación, la eliminación de dolor y efectos antidiarreicos.
Las aves estuvieron cuatro meses alimentándose de las amapolas sembradas en más de cinco hectáreas de terreno. “Desgraciadamente no podían volar. Si lo hubieran hecho, no tendríamos que rescatarlos”, explicó Bálint Pém, uno de los científicos que ha ayudado a los cisnes. Tras averiguar lo que sucedía, las aves fueron trasladadas por los expertos a una localidad cercana para su proceso de desintoxicación. Los daños superan los 10 mil euros y algunos de los animales han fallecido de sobredosis.
Los agricultores esperan que los cisnes, animales protegidos en el país, no regresen a los campos. Para ello han solicitado apoyo a las autoridades con el fin de evitar que se repita el suceso. Pém asegura que en sus años de experiencia como agricultor “era la primera vez que veía un suceso así”. La teoría del agricultor eslovaco es que las aves llegaron por los enormes charcos de agua formados a partir de fuertes lluvias. Esto, junto al hambre y sed, fueron los motivos perfectos para acudir al campo de amapolas y utilizarlo como refugio.
“Cada parte de la planta de la amapola, a parte de las semillas, es tóxica. Los cisnes ignoran estos y se lastiman a sí mismos”, asegura Pém sobre las aves que tan solo pesan 14 kilos. Los cisnes no son las primeras especies que se ven afectadas por el efecto narcótico de las amapolas. Al ser una flor que emite mucho polen, tanto las abejas, abejorros y otros insectos, han sido atraídos para la polinización. Según los estudios de la UNED, el 90% de las abejas tuvieron dificultades para encontrar la entrada a sus colmenas.