Carlos Romero, fotógrafo de profesión, se dedica a fotografiar la naturaleza. A través del objetivo de su cámara ha conseguido captar insólitas imágenes de bellos paisajes y su fauna. En uno de sus frecuentes viajes al Coto de Doñana (Huelva) entabló una atípica amistad con un zorro, el cual desde entonces le acompañaba en sus largas sesiones. Con tal solo escuchar su voz o verlo aparecer por aquel bello paraje, el mamífero se acerca a jugar con el fotógrafo sevillano. Esta no es la primera historia de amistad entre un humano y un zorro, en Perú, una familia compró un zorro creyéndose que era un perro, y acabó comiéndose los animales del vecindario.
Carlos conoció a su amigo peludo hace tres años, cuando tan solo era un cachorro. La complicidad entre ambos no tardó en surgir, permitiéndole al fotógrafo realizar insólitas imágenes del animal salvaje. Roco, como han bautizado al zorro, habita en las marismas del Parque Nacional de Doñana, su hábitat es un mosaico de ecosistemas que albergan una biodiversidad única en Europa. Allí viven especies únicas y en serio peligro de extinción, como el lince ibérico.
Además, es un lugar de paso, cría e invernada para miles de aves europeas y africanas. Pero todo este espectacular paisaje podría desaparecer por el cambio climático. Las altas temperaturas y la falta de lluvia están provocando que las lagunas se sequen, por lo que el flujo migratorio de aves ya no pasa por el entorno natural onubense.
Poco a poco, el zorro se fue acercando cada vez más a Carlos. El astuto animal se dió cuenta de que el fotógrafo no suponía una amenaza y decidió acompañarlo en cada una de sus visitas al Parque de Doñana. "Estos son los grandes momentos que nos brinda la naturaleza", afirma Carlos, quien iba compartiendo estos ratos juntos en sus redes sociales. El fotógrafo asegura que es escuchar su voz y aparece su amigo peludo: "se echa jornadas fotográficas conmigo, me acompaña a todos lados", asegura el sevillano.
Carlos acude frecuentemente con su cámara a Doñana para captar con su cámara la belleza de la naturaleza. Pero el Coto, hogar de miles de especies, se está apagando por culpa del calentamiento global. En 2022, en el parque natural se registró una temperatura superior a 46º centígrados, eso sumado a la falta de lluvias, provocó que sus características lagunas se secaran.
El tiempo que la marisma de Doñana permaneció inundada, conocido como hidroperiodo, que depende fundamentalmente de la precipitación, fue muy corto, con una anomalía (diferencia con la media anual) muy negativa, debido a las escasas precipitaciones.
Esta situación está provocando que las aves migratorias, que solían hacer parada en este paraje, no acudan. En el censo de enero de 2022, cuando se realiza el Censo Internacional de Aves Acuáticas coordinado por Wetlands International, el número de aves censadas fue de sólo 80.880, un número preocupantemente bajo. Como ellas, otras especies también están sufriendo los estragos de las crisis climática, diezmando su población y afectando gravemente a la cadena alimenticia.