Aunque se cree que la homosexualidad y la bisexualidad están normalizadas, lo cierto es que muchas personas viven con miedo por pertenecer al colectivo LGTBQ. Ocultan lo que sienten porque no quieren que se les juzgue, que se les trate diferente o incluso que se les violente.
Lamentablemente, estos miedos no son irracionales. En 2021 y 2022 tuvieron lugar numerosas agresiones homófobas y prácticamente cada semana podemos leer en redes sociales una historia nueva de violencia contra el colectivo. La gran pregunta es qué podemos hacer para derribar el miedo, sobre todo cuando quien lo sufre es alguien cercano.
El apoyo que más influencia tiene es el de quienes nos rodean. Por eso, si un amigx tiene dudas respecto a su orientación sexual, hay ciertas pautas que puedes seguir para hacerle más fácil la vida.
Piensa que no le estás ayudando a salir del armario, sino que le estás ayudando a vivir su vida con normalidad, pero tal y como él o ella decida vivirla.
Si tu amigx quiere compartir con sus padres su orientación sexual, genial, pero si todavía no está preparado, no le fuerces. Cualquier decisión es respetable.
Tampoco tienes que forzarle a contar al resto de amigxs lo que siente y mucho menos hablar tú en su lugar. Compartir detalles privados de su vida a terceras personas es una falta de respeto, aunque estés convencido al 99,99% que los demás van a guardar el secreto.
Y para rematar, no es justo que le juzgues por no querer contar que es gay, lesbiana o bisexual en el trabajo o en la universidad. Es su intimidad, no la tuya, y es él o ella quien tiene que lidiar con las consecuencias de salir del armario en un entorno que quizá no es seguro.
Hay comentarios que duelen. Por ejemplo, decir a un amigo bisexual que “lo suyo es una fase” o que “en realidad es gay” o cuestionar a una amiga bisexual porque de momento solo ha estado con chicos.
A veces, pensamos que nuestras creencias son verdades absolutas porque queremos ayudar a la otra persona. Un amigo tiene dudas y pensamos que nuestras certezas le harán la vida más sencilla, pero olvidamos que cada uno tiene su proceso. No supongas ni impongas.
Si alguien hace un comentario o broma homófoba, no te quedes en silencio esperando que tu amigx reaccione solo porque para él es una cuestión más personal. Actúa tú para que el mundo sea un lugar más respetuoso.
Eso sí, evita actuar en nombre de la otra persona o en nombre del colectivo LGTBQ. No necesitas decir “estas ofendiendo a mi amigx” o “estás ofendiendo a las personas homosexuales” para cuestionar una actitud homófoba. Puedes decir “me estás ofendiendo a mí”.
Por otro lado, a la hora de actuar ante una falta de respeto, prioriza tu integridad física y psicológica y la de tu amigx. Si la situación puede volverse violenta, llama a la policía, busca ayuda o vete a un lugar seguro.
Antes de intentar concienciar al resto del mundo, pregúntate si tú tienes alguna actitud homófoba, bífoba o tránsfoba. A menudo, minimizamos nuestros prejuicios, pero hay que hacer autocrítica.
¿Cómo saber si tienes prejuicios? Preguntando a tu amigx, pidiéndole que te diga si algo le molesta y actuando con amabilidad y autocrítica si eso ocurre. No te pongas a la defensiva solo por orgullo ni intentes justificar una actitud homófoba, aunque sea muy sutil.
Es normal tener dudas así que lee sobre temas LGTBQ y, sobre todo, lee a referentes LGTBQ. ¿Dónde aprender? En webs y foros de internet, redes sociales, películas, series o libros, asociaciones de estudiantes, organizaciones o entidades sin ánimo de lucro, etc.
Durante este proceso de deconstrucción, recuerda que lo que aprendes no convierte a tu amigx en un prototipo y que por mucho que sepas, siempre hay información nueva por descubrir. Cada persona es única y no hay una sola manera de vivir la sexualidad.