'Jetagramers', el término lo ha acuñado Adelf Morales, el gerente del restaurante Topik de Barcelona. Es una combinación de 'jeta' e 'Instagram', explica este hostelero cansado ya de los mensajes de supuestos 'influencers' que piden comer gratis en su restaurante con todos sus amigos a cambio de fotos o críticas positivas en sus redes.
Hace años la respuesta de Adelf a una 'influencer' suiza se hizo viral: "Niños de 27 años pidiendo si les regalas comida o si les haces descuento en tu negocio, se denominan 'influencers', de nuestra casa viven 7 familias, pídele dinero a tu padre".
Como él, muchos otros restaurantes reciben cada semana ofertas parecidas. El dueño del restaurante El colmado de Castellón, José Abad Prieto, también viralizó su respuesta a un 'influencer jeta'. Le ofreció un trato: que pagara su cuenta y él la enviaría a una ONG. No aceptó. Ambos respetan el trabajo de los 'influencers' que firman contratos y pagan sus impuestos "pero no de los que se quieren llenar la panza a nuestra costa".
El fenómeno está de moda y se extiende a muchos otros sectores. Marina Martínez, dueña de Todopink, recibió un mensaje de una 'influencer'. Quería promocionar su marca a cambio de que le regalara varios productos.
Ella se los mandó y la 'influencer' le hizo el vídeo pero enseguida Marina comenzó a recibir mensajes de otras 'influencers' pidiéndole artículos. Ningún cliente. "Realmente me están engañando para conseguir productos gratis. Esto se ha puesto muy de moda con las 'microinfluencers' que sólo quieren productos gratis", denuncian. Algunos incluso los revenden en sus redes luego.
En muchos casos, los seguidores son incluso ficticios, porque los compran y son cuentan falsas para inflar sus perfiles y resultar más atractivas para las marcas.
En España se calcula que hay más de 10.000 'influencers' profesionales, con más de 100 mil seguidores. Somos uno de los países con más 'influencers' de Europa. La nueva ley audiovisual trata de poner orden por primera vez en este sector. En unos meses estarán obligados a inscribirse en un registro, identificar sus contenidos publicitarios y proteger a los menores de contenidos perjudiciales.
Hasta entonces, Hacienda advierte a los 'influencers' que están empezando. "Tienen que tributar. Desde el momento en el que alguien decide el poner en marcha esa actividad, incluso antes de que empiece a cobrar, tiene que darse de alta y cumplir con las obligaciones fiscales correspondientes", aclara Carlos Cruzado, presidente del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA), que lanza un mensaje a los 'jetagramers'. Los regalos, también tributan.