Lo hemos escuchado en series, películas y hasta en conversaciones con amigos: si te acuestas con tu ligue en la primera cita, lo más probable es que te conviertas en ‘un polvo más’. Pero, ¿cuánto de mito y cuánto de cierto hay en esta afirmación?
Conoces a alguien que te atrae, da igual si es en una discoteca, en Tinder o en la piscina de tu barrio. Quedáis, la conexión es incontrolable y acabáis acostándoos. Al día siguiente, te entra la neura: “¿Y si no me llama más? ¿Y si piensa que solo quería sexo? ¿Y si pierde el interés?”. ¿Te ha pasado?
Todos estos pensamientos surgen de una creencia muy anticuada: que nuestro valor como persona depende de nuestra forma de entender la sexualidad. En otras palabras, que si esperas antes de acostarte con alguien es porque te respetas más, y que si te acuestas en la primera cita es porque no tienes autoestima. Además de falsas, estas creencias son tremendamente tóxicas y muy ligadas al machismo, ya que si es una mujer la que tiene sexo en la primera cita se le juzga el doble.
Entonces, ¿en qué situaciones el sexo en la primera cita puede condicionar el futuro de la relación?
Si para tu ligue pierdes valor por haberos acostado “demasiado pronto”, es muy probable que no quiera volver a quedar. ¿Es injusto porque él ha hecho lo mismo? Sí, pero es mejor no perder el tiempo intentando encontrar lógica en las creencias machistas.
Pensándolo bien, no hay mal que por bien no venga, ya que te aseguras de no desarrollar un vínculo afectivo con una persona con la madurez emocional de una ameba.
Es decir, que para él las parejas sexuales son como cromos coleccionables, una decisión respetable siempre y cuando ambas partes lo sepan.
Si ese es el caso, da igual que os acostéis en la primera cita, en la tercera o en la décima, porque el resultado será el mismo: pasará de ti después del sexo.
Para evitar llevaros un chasco, es recomendable hablar previamente de lo que ambos buscáis. Quizá es solo sexo una vez, solo sexo pero repitiendo, algo serio o solo sexo con posibilidad de que se convierta en algo serio…, pero sea lo que sea, consensuadlo.
Ponte en situación: tenéis sexo y después te rayas tanto que empiezas a actuar raro. No le escribes para no agobiarle (algo que se puede interpretar como ghosting) y estás de los nervios cuando os veis porque no sabes que va a pasar (algo que da la sensación de que estás incómodo/a con esa persona).
¿El resultado? Os distanciáis, y no es que tu ligue pierda el interés por haberos acostado, es que tu comportamiento actual y el que tenías durante la primera cita no es ni por asomo el mismo.
En cualquiera de las tres situaciones que acabamos de ver, no es el sexo lo que “arruina” el futuro de la relación, sino las creencias y expectativas de tu ligue. Sin embargo, si hay una situación en la que el sexo en la primera cita puede acabar con cualquier interés afectivosexual que haya surgido o que pueda surgir entre vosotros: la falta de compatibilidad en la cama.
Si tu ligue disfruta lo mismo acostándose contigo que presentándose a un examen de estadística, es muy probable que no quiera repetir. Por norma general, esta falta de compatibilidad se nota, pero también hay quienes se creen dioses del sexo y no saben dónde está el clítoris.
Para evitar que un mal ‘polvo’ arruine la relación (ya sea por nervios, por inexperiencia o porque alguno de los dos tenía un mal día), lo mejor es ser sincero durante y después del sexo. Dile lo que sí te ha gustado y lo que no y quizá podéis repetir para ver si la compatibilidad aumenta.